Luis González, el periodista michoacano asesinado en el porfiriato -

Precisamente, la revisión de los actos de la prensa y sus responsabilidades al informar; sus metodologías y sus criterios son esencialmente importantes de discutir para romper este periodismo tan vertical, tan patriarcal, tan básico y oficialista que persiste en Michoacán. Luis González, el periodista michoacano asesinado en el porfiriato

En la actualidad, a pesar de que en la prensa tradicional se quedó con algunos reductos de mañas y costumbres del siglo XIX, habemos quienes creemos que el mejor periodismo está por venir. Y no son con estos medios tradicionales con quienes se realizará. Luis González, y el trabajo de El Espectador, son un ejemplo para el periodismo político en Michoacán.

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Luis González, el periodista michoacano asesinado en el porfiriato

El asesinato del joven periodista Luis González, el 17 de febrero de 1885 cambió, sin duda, la relación prensa-poder en Michoacán. La importancia de su trabajo desde El Espectador es ejemplo del buen periodismo independiente con interés público y acción política.

Luis González era abogado de formación, era hábil con las leyes y el manejo de la argumentación. Se había ganado ser el editor del Espectador por su habilidad para sortear y caracterizar al poder.

Fue un crítico del gobierno de Prudenciano Dorantes, quien fue gobernador del estado de 1881 a 1885. Este gobernador, cercano a Porfirio Díaz , gobernó con hostilidad política y asedio jurídico a la prensa, la cual finalizó con el asesinato del editor de El Espectador, Luis González.

Para la doctora Adriana Pineda Soto, investigadora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo “dentro de la historia de la prensa michoacana este hecho fue el más grande atentado a la libertad de imprenta que se perpetró durante del porfiriato en Michoacán”, destaca en su libro “Registro de la prensa política michoacana, Siglo XIX”.

En varias ocasiones hemos dicho, desde esta columna, en espacios mediáticos y universitarios, que la relación prensa – poder en Michoacán fue esencial para la sobreviviencia de los medios tradicionales durante el Siglo XIX y Siglo XX.

Ya hemos dicho como la doctora Adriana Pineda Soto, hace un balance de lo que ha sido esta relación y cómo ha desvirtuado la función del periodismo, que como lo hemos dicho, su función permanente es vigilar al poder y a la clase política y económica.

Cabe recordarlo: “Los periódicos en este momento (…) no eran concebidos como difusores de noticias ni como empresas comerciales. Surgían como parte de un grupo político que buscaba influir en la opinión pública (…)”, destaca la doctora Pineda Soto en uno de los párrafos de su llibro.

Precisamente, Luis González se distanciaba de ese periodismo del Porfiriato, cercano al poder, que exaltaba la imagen del político, y se establecía en una posición crítica hacia los poderes económicos y políticos.

Y es que para esos momentos no se entendía el periodismo sin la relación con el poder que iba desde el control del desarrollo y después el acaparamiento de la imprenta, la permanente vigilancia en la distribución de las ideas y el nulo desarrollo de narrativas distintas a las oficiales dentro de los proyectos de nuevos periódicos.

Se puede entender que en Siglo XIX, y posrevolucionario, fuera normal ejercer el periodismo político desde la visión el poder y cuidando a sus actores, pero Luis González, desde El Espectador, logró criticar a las élites políticas y económicas a pesar de todo y pesar de algunos.

Antes de su asesinato, Luis González había evidenciado al gobernador e integrantes de su gobierno. Se había enfrentado al poder con lo único que tenía: sus habilidades en el periodismo y sus conocimientos de las leyes.

Según cuenta la doctora Pineda Soto, “el joven Luis González ya había tenido problemas con los jueces locales por delitos de libertad de imprenta”, sus demandantes habian sido autoridades municipales y judiciales.

Según cuenta Adriana Pineda Soto en su libro, “(…) el joven Luis González ya habñia tenido problemas con los jueces locales por ‘delitos de libertad de imprenta’, sus demandantes habían sido funcionarios muniicplaes y éstos lo mantenían permanentemente vigilado”.

La doctora Pineda Soto explica que “el caso de Luis González es un buen ejemplo de la censura durante el porfiriato”, coincide con Cosío Villegas, que era el trato que “recibía la prensa libre”.

Adriana Pineda Soto es contundente en su libro: “Este asunto fue un detonante para la prensa michoacana, pues hasta el momento, los problemas de los periodistas con la autoridad habían desembocado en la formación de procesospero nunca antes se había llegado al extremo de privar de la vida a un periodista. Con este lamentable acto, se anunciaba un nuevo tipo de relación entre la prensa y el poder que, conforme se fue robusteciendo el régimen, se impuso”.

La investigadora agrega: “El asesinato del director y redactor del Explorador, ocurrido en febrero de 1885 fue la evidencia más estremecedora del “celo persecutorio” contra los periodistas. El mismo día que anunciaba El Explorador que Luis González demandaba a los redactores del Periódico Oficial por ataques a su vida privada, se ejecutó el crimen del periodista. En Michoacán hasta ese momento se afrontaban los juicios por difamación, injurias y faltas a la autoridad en los tribunales y el asesinato de Luis González manifestó la nueva tónica de la autoridad. Dentro de la historia de la premsa michoacana este hecho fue el más grande atentado a la libertad de imprenta que se perpetró durante el porfiriato en Michoacán”.

En una entrevista dada a un periódico local, la doctora Adriana Pineda Soto señala la importancia de recordar el primer asesinato en Michoacán por el poder político: “(…) la historia de nuestros periodistas caídos no es tanto por el crimen o por el ejercicio de periodismo, sino por oponerse al gobierno. Hay que entender también de dónde viene la opresión a la prensa, y en Michoacán hay que entender el contexto del cambio de la ley, del Código Penal, de la libertad de expresión, de la libertad de imprenta, de toda la parte jurídica y de cómo impacta a la prensa (…).

Precisamente, la revisión de los actos de la prensa y sus responsabilidades al informar; sus metodologías y sus criterios son esencialmente importantes de discutir para romper este periodismo tan vertical, tan patriarcal, tan básico y oficialista que persiste en Michoacán.

Luis González, y el trabajo de El Espectador, son un ejemplo de que el periodismo político no debería ser, como es: la cobertura de los políticos ni las actividades de ellos. Debería de ser esencialmente la revisión de lo político, es decir, de los temas que importan a la gente. Esa debería ser la acción política del periodismo. A pesar de todo y a pesar de algunos.