En Michoacán, hay poco debate al respecto. Y es que la discusión central es que entre periodistas poco se discute desde dónde se habla y bajo qué intereses. Y es que hay que aclarar, a los despistados, que los medios de comunicación y los periodistas no son neutros. Los periodistas fijan agendas, iluminan hechos al tiempo que ensombrecen otros. Seleccionan, editan; toman una fotografía de la realidad bajo la selección de fuentes y ángulos informativos. Algunos sin ética, se aventuran a alteran y hasta llegan a manufacturar realidades. Editorial: Los tres perros del periodismo en Michoacán
Uitzume, el perro del lago*
Editorial: Los tres perros del periodismo en Michoacán
Se dice dentro de los círculos del periodismo que “perro no come perro…” refiriéndose a que entre periodistas no se debe discutir acerca de quién es quién en el periodismo; que entre periodistas no se critican ni se discuten las metodologías utilizadas para allegarse de información o no se critica públicamente al periodista o su trabajo.
Este pensamiento arcaico y poco ético se ha venido diluyendo por la discusión pública que ha centrado el presidente Andrés Manuel López Obrador acerca de cómo se ha hecho y se hace la actividad periodística en México.
En Michoacán, hay poco debate al respecto. Y es que la discusión central es que entre periodistas poco se discute desde dónde se habla y bajo qué intereses. Y es que hay que aclarar, a los despistados, que los medios de comunicación y los periodistas no son neutros. Los periodistas fijan agendas, iluminan hechos al tiempo que ensombrecen otros. Seleccionan, editan; toman una fotografía de la realidad bajo la selección de fuentes y ángulos informativos. Algunos sin ética, se aventuran a alteran y hasta llegan a manufacturar realidades.
Ya lo hemos dicho, pero cabe recordarlo, el “encuadre informativo mediático”, es decir, los ángulos desde donde los medios presentan las noticias, se determinan a través de la selección de fuentes y el abordaje periodístico de los temas, y son impuestos por la “visión editorial” del reportero, del editor y de la línea editorial del medio (en ese orden). Por ello es que el periodismo no es objetivo, puede ser equilibrado y parcial pero no objetivo.
A pesar de esta imposición de “visión editorial”, las formas de encuadrar las notas al momento de narrarlas deben, sí o sí, (según los cánones del periodismo ético) devenir de argumentaciones basadas en hechos, en datos comprobables, versiones contrastables y situaciones verificables. De lo contrario, desde el punto de vista informativo, el medio o el periodista estarían haciendo todo, menos periodismo.
Es una discusión no sólo de los periodistas, debe ser de la sociedad. Y es que más allá de “comer perro” o no la discusión debe centrarse en identificar a los medios y periodistas para saber desde qué intereses viene lo que dicen.
Y para identificarlos, dentro de un trabajo amplio acerca de la rendición de cuentas y el periodismo, llamado “Medios e Interés Público”, Rossana Fuentes Berain y Julio Juárez Gámiz identifican a tres tipos de perros. Que bien se puede replicar a la actividad periodística que se hace en Michoacán.
Los tres perros del periodismo en Michoacán
PERRO GUARDIÁN
El perro guardián ha sido el “debe ser” de los periodistas que pocos cumplen.
Concebidos históricamente como el contrapoder, los medios defienden al interés público como el mejor amigo del hombre, es decir, como un perro guardián.
Estos perros se caracterizan por ser fieles, sacrificados, vigilantes del interés de todos, atentos a denunciar los abusos de los poderosos, de la clase política, de funcionarios públicos impresentables y de empresarios despojadores de agua y territorios.
El precepto más importante para este perro es el papel de vigilantes del interés público. La concepción de los medios como vigilantes implica la aceptación de al menos dos atribuciones: primero, la de concebir que el interés rector de cualquier medio es de carácter público y no privado.
En esta óptica, los periodistas “perros guardianes” son aliados de la sociedad en la defensa de sus intereses.
La segunda atribución como papel de vigilantes implica también que los medios se alleguen de los recursos y elementos informativos necesarios para corregir acciones que atenten contra este interés público.
“Se trata no solamente de ejercer su capacidad denunciatoria, sino también, de que a partir de la realidad simbólica (realidad mediática) se enfatice la ingente necesidad de modificar un fenómeno determinado o la sanción correctiva a un funcionario público en particular, y que las autoridades y la sociedad en su conjunto no puedan ignorar la denuncia.
“El concepto de poderes fácticos sostiene, precisamente, que los medios tienen la capacidad para modelar y alterar hechos determinados. Los casos en los que funcionarios de alto nivel son sujetos a investigaciones judiciales a partir de información publicada en los medios, concurre como uno de los más claros ejemplos de los medios como perros guardianes de la sociedad”, señalan los investigadores Fuentes Berain y Juárez Gámiz.
Los tres perros del periodismo en Michoacán
PERRO GUÍA
Hay una segunda raza de perro en el periodismo, con un mayor poder participativo: el perro guía.
Es una especie de raza que hace de lazarillo, reconoce la confianza pública que le ha sido conferida como periodista para acompañar a la sociedad en la búsqueda de información, que le permita actuar activamente en la solicitud de rendición de cuentas respecto de asuntos de interés público.
Son los medios facilitadores de la transparencia. Este periodismo concibe a la rendición de cuentas y la transparencia como derechos ciudadanos, implica asumir que la responsabilidad para exigir el cumplimiento de ambos procesos recae en todos y cada uno de los miembros de la sociedad.
En este caso, serían los ciudadanos los encargados directos de hacer valer su derecho a la información y eventualmente exigir a las autoridades competentes la sanción correspondiente para aquellos que hubieran abusado de su responsabilidad pública. Sin embargo, esto no se corresponde con la realidad cotidiana.
“En este sentido, los medios de comunicación pasarían de vigilantes a facilitadores; esto es, en lugar de ser ellos quienes decidan qué vigilar y cómo registrar el cumplimiento de buenas prácticas en materia de rendición de cuentas y acceso a la información a través del canal informativo que ocupan en la sociedad, abrirían éste para conformarlo en un canal bidireccional en el que ejercerían el papel de facilitadores u orientadores de la ciudadanía en cuanto a la forma y procedimiento de obtener información pública, con la conciencia de atender a la agenda ciudadana en el proceso de exigir la rendición de cuentas”, destacan Rossana Fuentes Berain y Julio Juárez Gámiz.
Los investigadores aclaran que sin ser papeles que se descarten mutuamente, el de vigilar y el de auxiliar, la vigilancia, los fundamentos de ambas posturas, son sustancialmente distintos por dos razones.
“En el caso de que la ciudadanía sea la responsable de hacer que los funcionarios o entes públicos rindan cuentas sobre su desempeño, presupuesto o accionar, podríamos decir que la selección del tema, o la fijación de la agenda en torno a la cual se busca dicha rendición de cuentas, recae en los intereses de una persona o de un grupo”.
Es decir, destaca Fuentes Berain, se trata de una selección no condicionada a la agenda mediática o a los intereses periodísticos que motivan a los medios de comunicación a exponer o evidenciar, siempre bajo el supuesto de la protección del bien común (del interés público), los abusos de quienes administran los bienes de la sociedad (los funcionarios públicos).
Fuentes Berain y Juárez Gámiz destacan que la visión de medios como guías no inhibe su naturaleza de guardianes frente a la defensa de los intereses de la sociedad. Lo que sí hace es depositar en lectores y auditorio, en ciudadanos de carne y hueso, la tarea de ejercer un periodismo cívico.
“Operar entre la vigilancia y el periodismo ciudadano son tareas que los medios realizan de manera alternada, una no cancela a la otra. Quizá el cambio más radical se dé en función del papel de la ciudadanía en el proceso de rendición de cuentas y acceso a la información“, destaca Fuentes Berain.
“Mientras que, en el caso de los medios vigilantes, la sociedad se concibe como un espectador pasivo que otorga a los medios las facultades para velar por sus derechos, tratándose de los medios, como facilitadores, la sociedad es depositaria de la motivación y esfuerzo por obtener información, procesarla y, eventualmente, exigir el castigo o la explicación al tiempo que los medios ejercen una función formacional de instructor para el uso de los mecanismos de acceso a la información”, señalan los investigadores.
Los tres perros del periodismo en Michoacán
PERRO FALDERO
Pero hay otra raza cercana al poder, que le gusta comer de la mano de los grandes intereses, los respeta y los defiende ante los incautos que se permiten denunciar sus andares. Deja que los acaricien y cuando lanzan el hueso, van por el y son fieles a la mano que les da de comer.
Este tipo de raza, es el perro faldero, periodismo que se sienta en el regazo del poder, que hace fortunas personales, pero no ilumina colectivamente. Renuncia a la función social de la información a cambio de la caricia condicionada del poder.
“Son los medios cómplices. En muchos casos, los propios intereses de los medios se asoman impúdicamente en un discurso de acciones defensoras del interés general”, se destaca en el análisis de medios que realiza Fuentes Berain y Juárez Gámiz.
Las acciones de estos medios de comunicación y periodistas interesados por defender el bien privado “son justificados a partir de una acción calculada que busca, antes que cualquier otra cosa, preservar los intereses propios o de terceros sean estos, políticos, económicos, sociales y/o culturales. Es por lo anterior, que los medios también se pueden ubicar como un estorbo al acceso a la información y la rendición de cuentas”, se destaca.
Fuentes Berain dilucida al menos dos tipos de complicidades. “Una, en la que congenien sus intereses con otro actor en la búsqueda de un beneficio mutuo, en cuyo caso podríamos llamarla alianzas cómplices. En un segundo caso, los medios buscarían preservar sus propios intereses a costa de enfrentarse con las instituciones del Estado, la empresa privada y/o la sociedad misma, en cuyo caso podríamos hablar de una complicidad egocéntrica”.
“Ambas modalidades eluden resguardar el interés público y comparten el desprecio por los fundamentos básicos de transparencia y rendición de cuentas. El común denominador de ambas transgresiones es ignorar el concepto de interés público, al asumir que la rendición de cuentas es negociable y se encuentra condicionada a la no afectación de los intereses particulares de los propios medios de comunicación o de quien ellos decidan”.
Las alianzas cómplices, ejercidas cuando los medios negocian su papel de vigilantes con los vigilados, llevaría a los medios y periodistas a omitir información sobre un acontecimiento particular o bien a tergiversar su contenido de manera tendenciosa.
En ambos casos, señala el análisis realizado por Rossana Fuentes Berain y Julio Juárez Gámiz, se pondría en duda la independencia informativa del medio y el periodista y su legitimidad como defensor de los intereses generales de la sociedad.
Un ejemplo de esto último, se da con la realización de entrevistas arregladas a modo, replicación de boletines de prensa para favorecer a un funcionario público determinado, a cambio de la compra de publicidad para la difusión de propaganda gubernamental en radio, televisión, prensa y páginas web.
¿Entonces cabe preguntarse, en este contexto, desde dónde hablamos los periodistas de en15dias.com?
Mediante nuestros reportajes, que se basan en el periodismo ético que busca desdeñar los temas socioambientales de interés público y vigilar la actuación del poder económico y político, hemos dejado clara la postura como medio acerca de qué tipo de perro somos.
Y si hay duda hay que decirlo fuerte y claro: Somos perros guardianes y guías de los conflictos socioambientales; vigilamos el actuar de los funcionarios estatales y municipales; hacemos periodismo socioambiental desde la ecología política, la microhistoria, la evidencia científica y la cercanía con la gente.
Es clara nuestra postura. Es claro el periodismo que hacemos.
Y es que la discusión es esa. ¿Desde dónde hablamos los periodistas? ¿Qué intereses tenemos y por qué insistimos y nos refugiamos en una supuesta objetividad? ¿por qué nos da miedo tener una postura, decirla abiertamente y lo más importante, sostenerla con congruencia; por qué nos da miedo lo político, en su amplia acepción; por qué nos da miedo lo que nos atañe?
Editorial: Los tres perros del periodismo en Michoacán
Uitzume, el perro de lago es la editorial de en15dias.com.
Este espacio pone énfasis en lo que se pregunta, pero no se cuestiona; en lo que se observa, pero no se escribe, y en lo que se habla, pero no se escucha.
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