Entrevistas Michoacán Quién fue (es)

Víctor Garduño Monroy, el científico con sentido social y el padre amoroso

Fue un reconocido geólogo michoacano; incansable investigador de la Geología en México; formador profesional de centenares de estudiantes a nivel profesional y posgrado. Ese fue (es) el doctor Víctor Garduño Monroy, un hombre amoroso, un geólogo de convicciones y un ser humano libre./ Por: Gilbert Gil Yáñez

“Las cuatro condiciones de la felicidad: vida al aire libre, el amor por otro ser, la ambición de libertad y la creación”

Albert Camus

El doctor Víctor Garduño Monroy (1954- 2019) dejó un hueco difícil de llenar. Su sonrisa, humildad (él aseguraba que era sencillez) y rigor académico llenó de amor los corazones de muchas y muchos que ahora lo recuerdan.

Vivió al máximo su vida. Desde aquellos días de la infancia, en Zitácuaro, Michoacán, donde ayudaba a cuidar y alimentar a los cerdos para después irse a la escuela, pasando por su juventud cuando en Francia limpiaba cuartos de hotel para pagar sus estudios de posgrado, hasta su vida con la doctora Isabel Israde, siempre fue disciplinado y riguroso, vivió con una sonrisa jovial, dispuesto a dar respuestas, a reeducar. 

Con su familia fue un hombre amoroso y divertido. Desde que conoció a su compañera de vida, la doctora Isabel Israde, hasta el nacimiento de sus tres hijas, y una nieta: sus pilares y amores.

Era disciplinado. Se levantaba a las 5:30 de la mañana para irse caminando a la Universidad Michoacana, porque decía “que así se le iban los chamucos” y despejaba su mente. Llegaba a las siete de la mañana a dar clases de geología, geología estructural, mineralogía, en algún tiempo. Siempre fresco y lleno de energía.

En la academia fue sereno, ecuánime e inteligente; forjó una amplia trayectoria científica. El doctor Víctor Garduño Monroy se caracterizó por tener un compromiso social de usar su conocimiento para el bien común. 

Siempre con respuestas y evidencias, reeducó a través de su conocimiento del territorio a ciudadanos y movimientos sociales. Alertó acerca de la peligrosidad de las fallas geológicas de la ciudad de Morelia y participó activamente en la defensa de la microcuenca del río Chiquito.

Según los testimonios de gente cercana a él, el doctor Víctor Garduño, era pausado y cuidadoso al hablar, pensaba cada palabra porque cada palabra daba evidencia de lo que argumentaba. Le apasionaba la geología desde muy chico. Y hasta sus últimos días participó en conferencias abiertas al público.

“Ando en busca de los sismos perdidos…”, dijo en una de sus últimas apariciones en público. 

“Tenía la capacidad de ir por la carretera y observar la morfología de las cuencas y determinar por dónde habría una falla”.

Fue un reconocido geólogo michoacano, fundador de la Maestría en Geociencias y Planificación del Territorio. Incansable investigador de la Geología en México. Formador profesional de centenares de estudiantes a nivel profesional y posgrado. Ganador de la Presea José María Morelos y Pavón y Primer Investigador en Obtener la Presea Vasco de Quiroga en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Ese fue (es) el doctor Víctor Garduño Monroy, un hombre amoroso, un geólogo de convicciones y un ser humano libre.


Víctor Garduño Monroy, el científico con sentido social
y el padre amoroso

TEXTO: GILBERT GIL YÁÑEZ

I. VIDA AL AIRE LIBRE

“Un ser sencillo, no humilde (de esta abusan todos), crítico y feliz. De una familia normal, con un padre Don Mode que me formó con valores; con una madre, Amparo que me enseñó a trabajar la tierra y respetarla. Con abuelos que me descubrieron el cielo y con hermanos que me hicieron viajar desde los 300 héroes navegando con Jasón y los argonautas”.

Víctor Garduño Monroy / 2017

El doctor Víctor Garduño amaba la naturaleza. Vivió entre animales y árboles desde la infancia. En su natal Zitácuaro, se relacionó desde muy temprano con la tierra, los animales y el universo.

Gracias a sus abuelos, aprendió acerca de las constelaciones y entendió la sabiduría campesina.

Ellos le mostraron el Universo, “le enseñaron a ver las constelaciones y le enseñaron cuando sembrar. Su abuelito le jalaba los pies, lo destapaba y les decía: ‘ya levántense, ya están las estrellas… acá está tal constelación y mira aquí habrá un eclipse lunar’”, narra la doctora Isabel Israde.

“Eran de estos abuelos, sabios y campesinos, que finalmente no fueron a la escuela, pero tenían esa sabiduría que ahora pocos tienen acerca del campo”, afirma en una conversación con en15dias.com.

Le gustaba ir a la montaña con su resortera a cazar pájaros.  “Él creció con eso y yendo al cerro con su resortera a cazar pájaros con su hermano. Fue muy cercano a sus hermanos menores; en todos los desafíos que pasaron, él se convirtió como un padre consolador, un amigo y eso ayudó mucho a sus hermanos a crecer y también a admirarlo”.

Tapete del doctor Víctor Garduño Monroy. / en15dias.com

Creció en una familia que ejercía mucho rigor y disciplina. Desde muy chico ayudaba a los quehaceres de la casa. Antes de ir a la escuela, tenía que limpiar el chiquero y dar alimento a los cerdos.

“Él se crió con una familia muy rígida. No lo dejaban entrar a la sala, los fines de semana era para limpiarla. En ese tiempo, pues ya casi 60 años, tenía que cumplir todas sus labores para poder tener derecho de ir a la casa de alguien a sentarse en un banquito a ver la tele”.

Esa misma educación, le dio disciplina y rigor en su trabajo y también una relación especial con la naturaleza.  “Tenía una relación simbiótica”, afirma la doctora Isabel Israde.

“Estaban unidos, él encontraba en el campo siempre cosas: puntas de flecha, fósiles, así, caminando y veía cosas que nadie veía; era una simbiosis con la naturaleza, como si un creador le permitía verlas y después transmitirlas a los chicos”.

La doctora Israde sonríe y señala que “él también tenía ese poder de la admiración hacia las cosas y bueno, nos lo transmitía a todos. Su amor por la naturaleza se reflejaba en lo que él encontraba y en su cuidado al tocar la tierra”.

Explica que durante su vida vio muchas veces al doctor Garduño “cuidadosamente y celosamente limpiar las afloramientos de rocas y sedimentos tierra para ver qué le estaba ocultando detrás de ese cuerpo de roca, que estaba tal vez erosionado o alterado por la lluvia, por las plantas; él entonces le pedía permiso a la tierra para descubrir sus secretos internos”.

En una entrevista en 2012, para la Revista de Divulgación “Saber más…”, editada por el Conacyt, el doctor Víctor Garduño describía que él no era un científico normal: “Yo no soy un científico que nace como muchos otros, yo nací en lo que es mi piel, en el color de la tierra”.

CHECA LA ENTREVISTA

https://www.sabermas.umich.mx/archivo/entrevista/16-numero-215/31-dr-victor-hugo-garduno-monroy.html


FOTO: Isabel Israde.

II. EL AMOR POR OTRO SER

“Yo no tengo miedo porque sueño, sueño que tengo niños felices, sueño con jóvenes capaces, que aman, que luchan; sueño con un México de valores. Sueño contigo Isabel que me has hecho un ser invencible”.

Víctor Garduño Monroy / 2017

“Te quiero para compartir mi vida contigo”, escuchó la doctora Isabel Israde, en esos años universitarios en el que realizaba la tesis en el Instituto Politécnico Nacional. “Estaba nerviosa”, comenta con una sonrisa mientras ve por la ventana.

Recuerda que cuando lo vio caminar, meses antes de escuchar la propuesta de amor, escoltado por dos jugadores de futbol americano, su corazón se cimbró.

“Lo vi caminando entre dos compañeros míos, muy grandotes, que jugaban fútbol americano. Y lo vi en esos pasillos estrechos en el poli y decía ‘bueno, qué guapo muchacho, qué tierno, qué pequeño se ve, qué tímido…’ porque imagina entre dos gorilas pues una persona así, delgadita, bajita. Y ahí me cautivó”, narra con una sonrisa la doctora Isabel Israde.

“Pensé que él entraba apenas a conocer la carrera y no, él era un profesor que estaba recién egresado del doctorado, contratado para dar clases en el poli y así fue como yo lo vi por primera vez”.

Dibujo realizado por su hija Tania. / en15dias.com

Cada palabra de la doctora Israde la lleva a un recuerdo del día en que el profesor Garduño le declaraba su amor. “Así fue como nos fuimos involucrando, pero yo lo veía como el profesor, jamás podía yo interactuar con él de otra forma”.

Un día, después de que ella le dijo que le ofrecían un trabajo y debía dejar la tesis, el doctor Garduño se extrañó, haciéndole ver que debía terminarla.

Ese día, la había citado en la Alameda, algo inusual, “para comprar estambre para mi hermana”, habría confesado el doctor Garduño ante el nerviosismo de la doctora Israde por la cita inesperada.

“Entonces me tomó del hombro, ahí en la Alameda para atravesar hacia el metro, yo estaba toda nerviosa, sudaba de miedo y me dijo: ‘Te quiero para compartir mi vida contigo; ya estoy grande, realmente no quiero desperdiciar el tiempo’. Quedé totalmente estupefacta porque ni me había besado ni habíamos tenido ninguna interacción más que la de campo; me conocía pues como ser humano y fue así como empezó nuestra relación, pero sin un beso, sin agarrarme la mano”.

FOTO: Isabel Israde.

La doctora Israde narra que estuvieron tres meses de novios y después sería trasladado a Morelia. Recuerda que el doctor Garduño le dijo: “hay de dos o te vas conmigo o acaba todo”.

“Nos casamos en 15 días y ya me vine a Morelia con un baúl de libros, el burro de planchar y una cajita de trastes que tenía un molcajete de mi suegra, que amo profundamente”.

“Y así empezamos esa vida sin muebles comiendo en una banqueta, pero súper feliz y bueno de ahí, partió un amor profundo con sus desafíos”.

La doctora Isabel Israde recuerda a su pareja, el doctor Víctor Garduño, por su simpatía, su sonrisa jovial, su creatividad, los dones que desarrolló, su sencillez y su amor”.

Lo que más atesora es su mirada, ese recuerdo de la forma en cómo la veía.

La familia de la doctora Isabel y el doctor Víctor Garduño. / en15dias.com

Cuenta que “inicialmente era un poco frío; no externaba muchos sentimientos, pero tuvo tres hijas y una esposa que necesitaban mucho amor, entonces él tuvo que acoplarse a nosotras, a sus cuatro mujeres: sus tres hijas y yo”.

Sin embargo, “al paso de los años se hizo una persona tan dulce, hasta le cambió su voz, su sonrisa llenaba espacios”.

En un documento de 2017, realizado para una ponencia, el doctor Víctor Garduño expresa su amor por ellas: Soy padre de tres hijas: Tania, Chantal y Camila. Son ustedes pilar de mis principios, son mi semilla en esta vida, llevan la belleza de su madre, yo sólo puse el color. Admiro su tesón y su acercamiento a la música, letras y, en fin, a todo el arte.

Una foto yace en la mesa del comedor en donde la doctora Israde conversa con en15dias.com. La imagen data de 1991, cuando el doctor Víctor Garduño se refugió en Italia tras una amenaza por evidenciar los riesgos geológicos dentro de la Central Laguna Verde.

En la fotografía, tomada en el volcán Edna, se encuentran él, sus tres hijas y la doctora Israde, todas ellas con grandes sonrisas.

“Mi gusto personal es estar con mi familia, disfrutar conviviendo con mis hijas y con mi esposa, quienes me han enseñado amar”, señalaba en la entrevista de 2012.

“Extrañamos la escoba aquí afuera, extrañamos que nos aviente sus calcetines sudados cuando llegaba de correr, porque también es una tradición”, recuerda mientras su sonrisa se vuelve una risa.


Víctor Garduño Monroy, el científico con sentido social
y el padre amoroso

III. LA AMBICIÓN DE LIBERTAD

Mi vida en la ciencia tuvo diferentes etapas. Estudios de licenciatura post 68 con militares, estudios geocientíficos en el IPN llenos de descubrimientos. Becado por el pueblo de Francia, quien me enseñó las reglas claras de la ciencia. Fuimos refugiados en Italia donde el pueblo de Garibaldi nos dio solidez en la academia.

Víctor Garduño Monroy / 2017

El doctor Víctor Garduño Monroy fue un ejemplo vivo de congruencia y convicción. Nunca sucumbió a las presiones, fue un hombre libre de palabra y acción.

Su rigor y disciplina lo llevó a una libertad de pensamiento. Siempre fiel a sus convicciones dio prioridad a la evidencia científica, a la claridad de las palabras y a la difusión del conocimiento.

Muchas veces su crítica molestó a muchos que quisieron acallarlo. Sin embargo, sus valores, su familia y su prestigio lo hicieron más fuerte, más libre.

En 1987, esta congruencia y esta claridad científica lo pusieron en riesgo, a tal grado, que tuvo que salir del país.  En ese tiempo, el doctor Víctor Garduño era empleado de la Comisión Federal de Electricidad y en una conferencia de prensa tras la pregunta de periodistas acerca de que opinaba sobre Laguna Verde, contestó: ‘bueno eso es una zona que puede ser sísmicamente activa pero que si se hacen las regulaciones y se construye con la debida precisión no hay ningún problema’.

El doctor Gerardo Bocco Verdinelli, colega y amigo del doctor Víctor Garduño, recuerda que algo que lo caracterizaba era ese compromiso y congruencia en el tema de Laguna Verde.

“Su posición fue contravenir la posición institucional adoptada por el establishment geológico mexicano que decía que la zona del golfo de México no era tectónica y que era un lugar adecuado para instalar una planta de generación de energía atómica y Víctor Hugo decía ‘no, es una zona donde sí hay actividad sísmica’”.

FOTO: UMSNH.

“Esto de pararse frente a la autoridad constituida y cuestionarla yo creo que eso es algo muy importante que creo que Víctor Hugo, y otros colegas han mantenido”.

No sólo fue despedido, las presiones aumentaron y por cuestiones de seguridad tuvieron que salir de México hacia Italia.

Este acontecimiento cambió sus vidas. Debían comenzar de cero. Él inició a dar clases en una universidad y ella hizo el examen para ingresar al doctorado.

“Así que cuando estábamos ahí hice el examen para ingresar y fui el tercer lugar a nivel nacional, yo digo que fue una chiripa: la mexicana de 27 años, con dos hijas y dije bueno voy a intentarlo; seguí creciendo, de tal forma que pude lograr un doctorado”.

La doctora Israde cuenta que recuerda, que años después de los acontecimientos, en un Congreso alguien se le acercó para dar disculpas a nombre de quién había decidió su despido, a lo cual la doctora contestó “no, para nada. Agradécele, yo se lo agradezco infinitamente. Gracias a él tengo dos hijas que son bilingües, que ahora viven en Europa y que se dedican al arte, pude lograr un doctorado y mi esposo pudo seguir adelante y ahora es un investigador libre que puede hacer muchas cosas por la ciencia”.

En 2012, el doctor Víctor Garduño reflexionaba sobre esos días: “Yo había estado fuera del país por circunstancias que no busqué, pero que poco a poco se fueron ajustando y que resultaron en una experiencia que yo no había considerado en mi formación. Regresar a México, a Morelia, constituyó, familiarmente hablando, mi proyecto de vida”.


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IV. LA CREACIÓN

Mis profesores fueron señores de la educación no improvisados, descubrí con ellos en el arte de la carpintería y declamé Garry en todas sus formas me enseñaron los recuerdos de las letras y la fantasía de los libros.

Víctor Garduño Monroy / 2017

El doctor Víctor Garduño tenía una permanente curiosidad por saber cómo suceden las cosas, en observar y recopilar la información que pudiese estar relacionada, en planificar y desarrollar metodologías que permitan contribuir a conocer más sobre el tema, en proponer respuestas y modelos que propongan soluciones a los problemas planteados.

No importaba que fuera una eminencia de la geología en Michoacán ni que estuviera en los puestos que estuviera, el doctor Víctor Garduño siempre fue fiel a la sociedad. Nunca lo decía, sin embargo, todos sabían el compromiso que tenía con las causas.

Él era un científico comprometido con las luchas sociales. Su formación técnica como geólogo lo hizo consciente de cómo funcionaban nuestra sociedad y la naturaleza. Era un verdadero portador de la cultura científica.

“A veces se rascaba la cabeza, un poco con impotencia, y decía: ‘estos no entienden nada’, por las mañanas decía: ‘es que amanecí con diarrea mental’, normalmente tenía diarrea mental porque era súper creativo”, recuerda la doctora Isabel Israde.

Asegura que “él podía incursionar en muchos temas y en todos lograba tener mucho éxito no tenía que ser sólo las fallas geológicas; él lo que hacía era entender la naturaleza y sus procesos, como estos geólogos naturalistas activos que creaban, que estudiaban, analizaban, discernían y él aparte tenía un don que no lo he encontrado en nadie”.

Uno de los temas que apasionó, en los últimos años, al doctor Garduño fueron los estudios de los sismos del pasado involucrando a las culturas precolombinas “que muchas veces las hemos dejado al margen de la ciencia”, afirmaba en una entrevista en 2012.

Foto: Estudio Evidencias paleosísmica y arqueosísmica de la simbología
Posclásico Tardía P´urhepecha en Michoacán.

“Me apasiona más porque cada vez que voy descubriendo cosas de los sismos pasados, me doy cuenta de que ellos ya tenían una concepción muy precisa de los sismos, y de ahí que mi proyecto se haya orientado hacia la Arqueosismología”.

“El proyecto trata de ir a buscar esos sismos que no hemos encontrado todavía, de los que no sabemos nada, para evitar que en el futuro pudiera decirse algo así como ‘esto nunca había pasado aquí en la región’”.

Checa el estudio: Evidencias paleosísmica y arqueosísmica de la simbología Posclásico Tardía P´urhepecha en Michoacán

“Hubo sismos muy violentos en Michoacán. Se dice (por ejemplo) que a Morelia no le pasaría nada porque está sobre roca, y es todo lo contrario, estamos conociendo de grandes sismos como los que ocurrieron aquí en la falda de La Paloma, donde se asentaron gente de la cultura Pirinda, fueron sismos que causaron destrucciones y de los que quedaron enormes cicatrices a lo largo de esa loma. Los restos de los Pirindas, que los vivieron, se encuentran bajo los escombros de los derrumbes generados por aquellos terremotos”, afirmaba en la entrevista.

Años después, en una de sus últimas apariciones, en una conferencia impartida por el doctor Víctor Garduño, afirmaba: “Ando en busca de los sismos perdidos…”

CHECA VIDEO: “Paleosismología y arqueosismología en México” impartida por el Dr. Víctor Hugo Garduño Monroy

“Yo simplemente estoy descubriendo aquellos sismos del pasado y quiero decir: Esto, sí ha ocurrido en el pasado, no una vez, sino dos, tres y posiblemente hasta cuatro veces con magnitudes muy superiores a lo que nuestras generaciones han visto. Es así que mi proyecto me apasiona muchísimo y yo creo que resultará también en evitar que se llegase a decir, sobre todo por autoridades: ‘esto nunca había pasado en Michoacán’”.

Su compromiso social fue más allá de la academia. “Él siempre lo que trataba de hacer, es hacer entender con palabras muy sencillas a la gente del fenómeno que se estaba viviendo, pero aparte de palabras sencillas, él era muy conciliador, no los encendía para que hubiera lucha; él evitaba controversias, más bien promovía el debate constructivo”, destaca la doctora Israde.

El doctor Víctor Garduño estudió por décadas las fallas geológicas en Morelia. Su estudio comenzó, un día que se bajó del autobús en la central camionera de Morelia y se dio cuenta que había fracturas en el terreno, en ese tiempo no se conocía nada de las fallas. 

Su curiosidad lo llevó a seguir caminando y observar muros rotos, puertas y ventanas desplazadas, casas fracturadas.

Fue hasta 1983-1984 cuando comenzaron los estudios por parte de un grupo de investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), lidereados por el doctor Garduño.

Desde 1984 iniciaron los estudios a partir de una serie de fracturas que se manifestaron en obras civiles en Santa Ana Maya, Tarímbaro y la ciudad de Morelia.

En excavaciones, los geólogos constataron la presencia de una falla normal con un salto de más de dos metros, a la altura de lo que fue la Central Camionera de Morelia.

Al mismo tiempo, un grupo de estudiantes iniciaban la cartografía de los daños a lo largo de las fallas de lo que se denominó Falla Central Camionera (hoy falla Nocupétaro) y falla de La Colina.

CHECA EL REPORTAJE: Repaso histórico de las fallas geológicas de Morelia

La doctora Isabel Israde recuerda que Garduño Monroy asistía a reuniones con las autoridades municipales donde lo tachaban de loco.

“Empezó a hablar con funcionarios del Ayuntamiento de ese momento, y en una de esas ocasiones, en esas reuniones había un ingeniero civil que estaba ahí y decía: ‘no le hagan caso está loco… es un geólogo’”, recuerda con risas.

Según platica su compañera de vida, esos fueron los primeros pasos de él aquí en Morelia.  “Gracias a su constancia y su disciplina fue que llegó a ser muy querido. Fue muy querido por la sociedad porque no los enfrentaba, él lidereaba de una forma muy sabia tratando de que la gente entendiera”.

Fue tal grado su vinculación con los movimientos organizados que reeducó al Movimiento de la Loma Santa María, que se formó tras la decisión de realizar una vialidad impactando la microcuenca del río Chiquito, con información científica acerca de la geomorfología y geología del terreno.

“Él explicaba y comentaba de una manera didáctica. Con mucha tranquilidad y paciencia contestaba todas las preguntas, no importaba el tipo de preguntas y la calidad, contestaba todas”, cuenta Gustavo Alcocer, quién lo conoció y admiró.

El integrante del Movimiento de la loma recuerda que le llamaba mucho la atención la personalidad tranquila, amable y su inteligencia.

“Nos explicó muy bien la situación de la falla de la Paloma, nos explicó, científicamente, cuáles eran las implicaciones y los peligros, los posibles riesgos. Eso fue algo que nos dio muchos elementos como movimiento para comprender lo que estábamos viviendo”, cuenta Alcocer.

Relata que una vez estuvieron en un programa televisivo sobre la situación de la loma, el doctor Garduño mencionó “que nosotros los científicos y académicos la labor que hacemos es para la sociedad, nuestro trabajo va encaminado para resolver o enfrentar los problemas de la sociedad, por tanto, nuestra información como científicos es para eso”.

“Ese día vi que esa era la claridad de una persona altamente calificada en su área y con un sentido social”, reflexiona Gustavo Alcocer.

El académico era reconocido como uno de los profesionistas que alzó la voz para alertar sobre la construcción de la Torre Médica de Especialidades del IMSS sobre una falla geológica, en la avenida Héroes de Nocupétaro, en Morelia, misma que años después tuvo que ser derribada debido a su agrietamiento, y el grado de inclinación que presentaba.

“En el contexto social pues se logró por ejemplo tirar la torre del hospital del seguro social y fue todo un reto”, recuerda la doctora Israde.

Isabel Israde acababa de dar a luz y fue a verla a ella y a su hija y “vio que estaba un poco basculado el edificio y entró con su cámara, que era la cámara que tomaba fotos a su esposa y a su hija, y llegó al sótano del hospital para ver cómo estaba fracturado y un policía le quitó ahí la cámara y lo tuvieron detenido unas horas”.

Narra que después de muchos estudios técnicos muy detallados que él hizo para demostrarlo derrumbaron la torre del Seguro Social, “pero fue por intuición inicialmente. Él tenía estas tres cosas un don, intuición, que se asocia al don y curiosidad”.

FOTO: UMSNH.

La doctora Isabel Israde cuenta que esa personalidad le dio el apodo en Italia de gentleman. “Porque a pesar de ser pequeñito, delgadito, introvertido, cuando él se ponía su postura de hablar, era como un rayo de luz por su delicadeza al hablar, por su precisión al hablar, por su sabiduría.  Dejó un hueco muy grande no sólo en mi casa sino también en su entorno”, reflexiona.

La casa donde vivió los últimos años, está llena de recuerdos del doctor Víctor Garduño.

Su lugar esquinado de la cocina donde escuchaba la radio, el estante lleno de rocas y minerales (y alguna que otra curiosidad como una bala de los tiempos sandinistas en El Salvador), un tapete bordado que yace en el piso, la sudadera gris con la cual corría y el dibujo de su hija que cuelga en la pared son algunas pinceladas de lo que fue (es) Víctor Garduño.

De vez en cuando, la doctora deja correr una lágrima sobre sus pómulos, intenta no llorar, pero su voz se quiebra al preguntarle ¿qué le diría a su compañero?

“Que le agradecemos su ejemplo, que el universo agradece su ejemplo, que es un ser que vino a la tierra a dar mucho, desde los niños que lo amaban hasta los científicos más grandes que le reconocían. Yo agradezco que haya sido mi pareja 37 años; agradezco haber crecido con él con tantos desafíos; agradezco las hijas tan hermosas que me dio y tan nobles y tan humanas; agradezco esta manera de ver la vida que en conjunto la construimos, pero si yo no lo hubiera tenido cerca, yo no hubiera crecido con esta familia que tengo; agradezco su sencillez; agradezco su cariño; agradezco el que me decía que me quería mucho, mucho, mucho; agradezco ese impulso que le daba a toda la gente alrededor; agradezco su sonrisa jovial y agradezco su presencia”.


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2 comments on “Víctor Garduño Monroy, el científico con sentido social y el padre amoroso

  1. Jélime

    Gracias por el reportaje. Los gratos recuerdos vinieron a mi memoria e incluso compartí de corazón los recuerdos de la Dra. Isabel quien me aguó los ojos con sus vivencias junto a ese ser especial, el Dr. Victor Hugo, por quien siempre estaremos agradecidos. Un ejemplo a seguir y por quien hoy seguimos haciendo ciencia en este país que nos adoptó.

  2. Roberto Hernández Zúñiga

    Larga vida a Victor Hugo!!

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