En el año de 1858 se registró un sismo que tuvo como epicentro el lago de Pátzcuaro, lo que desencadenó un tsunami con olas que destruyeron 120 casas que se encontraban en la ribera de este cuerpo de agua.
Aunque la mayoría de los tsunamis reportados en la literatura se encuentran en entornos marinos, ha habido tsunamis lacustres asociados con terremotos en México.
Este tipo de fenómenos históricos se han registrado en Cuyutlán, en 1923; en Zihuatanejo, en 1925 (ambos en el estado de Guerrero); más recientemente en Lázaro Cárdenas, Michoacán en 1985; en 1995, en La Manzanilla, Colima y en 2007 un evento en el que se destruyó el poblado de San Juan Grijalva, en Chiapas.
Sin embargo, el fenómeno más antiguo es el registrado en tierras michoacanas.
En el estudio “Evidence of tsunami events in the Paleolimnological record of Lake Pátzcuaro, Michoacán, México”, realizado, en 2011, por investigadores de distintas disciplinas e instituciones educativas, se presentan evidencias de los efectos de un tsunami que se generó durante el terremoto de 1858 en el lago de Pátzcuaro, en Michoacán.
Los estudios geológicos realizados en el lago de Pátzcuaro han modificado sustancialmente el conocimiento sobre su origen: el lago registra numerosos eventos geológicos de gran importancia en el pasado, como la avalancha del volcán El Estribo, el emplazamiento del volcán La Taza y la sismicidad histórica. Esta es la historia del Tsunami de 1858 en el Lago de Pátzcuaro.

Historia del Tsunami de 1858 en el Lago de Pátzcuaro
TEXTO: GILBERT GIL YÁÑEZ
en15dias.com
El sur de México forma parte de la placa tectónica de Norteamérica y se encuentra cerca de un margen activo, debido a la subducción de la placa de Cocos bajo la placa de Norteamérica a lo largo de la margen del Pacífico.

Debido a la interacción entre estas dos placas tectónicas se ha desarrollado una importante actividad tectónica y volcánica hacia el centro del estado y se han formado importantes cuencas lacustres (Cuitzeo, Pátzcuaro y Zirahuén).

Según investigadores como Luhr y Simkin, aseguran que esta actividad volcánica ha producido una gran cantidad de sismos (volcánicos), como los relacionados con el surgimiento y las erupciones de los volcanes Jorullo en 1759 y Paricutín en 1943.
La región de Pátzcuaro es una zona de gran actividad sísmica que ha sido afectada en varias ocasiones por eventos sísmicos, algunos de tal magnitud que han modificado la morfología del lugar. Estos eventos han provocado colapsos y levantamientos de las secuencias lacustres durante el Cuaternario.

Estos eventos han quedado registrados en las secuencias sedimentarias del lago, según las investigaciones que ha realizado la doctora Isabel Israde Alcántara desde 2005.
Estas investigaciones han arrojado que se han generando grandes cambios en la morfología del lago que seguramente alteraron nos sólo su evolución, sino también generaron cambios en los asentamientos humanos históricos.
Según registros históricos, hubo eventos sísmicos pasados que han provocado graves estragos en la ciudad y a la población de Pátzcuaro, como los sismos de 1603, 1758, 1801, 1837, 1845 y 1858.
Durante los dos últimos eventos sísmicos se ha destruido la basílica y derribado su torre; con estos datos se aprecian intensidades considerables en esta región lacustre. Para los sismos de 1845 y 1858 se han estimado intensidades de VIII y IX MM, respectivamente, según las investigaciones de Figueroa, en 1963.
Otros eventos sísmicos fueron los de 1911 (M=7.9) y de 1985 (M=8.1) con probables periodos de recurrencia de 74 años (Singh y Suárez, 1986). Además, en el centro de México se han generado otro tipo de sismos ligados más con rupturas superficiales que responden a la tectónica transtensional del Cinturón Volcánico Mexicano (Ego y Ansan, 2002, Andreani et al. 2008), pero sobre todo ligados con el sistema de fallas Morelia–Acambay (Suter et al., 2001).
Han sido dos los sismos más recientes generados en diferentes segmentos de la falla Morelia–Acambay; en 1912, un sismo de Ms=6.9 (Urbina y Camacho 1913), que a través de análisis paleosismológicos se ha estimado de magnitud entre 6.8 y 7 (Langridge et al., 2000), generó grandes daños en el centro de México.
Este último autor encontró lo que el llama un penúltimo sismo ocurrido hace aproximadamente 4700 años AC. Posteriormente, otro sismo en 1979 causó daños importantes en Maravatío; el sismo tuvo una profundidad de 8.2 km y una Mb de 5.3 (Astiz–Delgado, 1980).

La sismicidad del Lago de Pátzcuaro
Según, la investigación “Zonificación de los periodos naturales de oscilación superficial en la ciudad de Pátzcuaro con base en microtremores y estudios de paleosismología”, la mayor parte de la ciudad de Pátzcuaro se encuentra construida sobre derrames de lavas y suelos derivados de éstos. Otra parte menor se extiende en la zona norte sobre material lacustre y sobre el depósito de avalancha del volcán El Estribo.
Los procesos activos en el Cinturón Volcánico Transmexicano han modelado el relieve de la zona, incluidas las cuencas lacustres. El lago de Pátzcuaro ha sido afectado por grandes eventos catastróficos en los últimos 30.000 años, así lo documentó el doctor Víctor Garduño-Monroy.

Dentro de los eventos geológicos catastróficos más importantes en el entorno del Lago de Pátzcuaro se encuentran al menos cuatro identificados y documentados por especialistas:
- El “Megadeslizamiento de El Estribo”. Se trata de una avalancha de rocas sin materiales volcánicos juveniles, que se extiende por aproximadamente 9 km2.
- El Paleoterremoto de hace 24.000 años. Obtenido mediante una trinchera en la isla de Jarácuaro. Este tipo de paleoterremotos dan idea de la importancia de la sismicidad intraplaca en esta zona.
- La Erupción del Volcán de La Taza. Evento eruptivo datado por el método C14 (AMS) en 9.300 años (Osorio-Ocampo et al., 2018),que produjo un levantamiento de más de 40 m de las series sedimentarias lacustres en el margen sur del lago.
- Seiche o “tsunami lacustre” histórico de 1858. Se identifican en las trincheras de la isla de Jarácuaro, el seiche descrito históricamente durante el terremoto de Pátzcuaro de 1858, con un estrato de 20 cm de potencia.

¿Tsunami en el lago de Pátzcuaro?
El 19 de junio de 1858 tuvo lugar en Michoacán el sismo conocido como de “Santa Juliana”, uno de los más fuertes del siglo XIX. Su magnitud estimada fue de 7.5, siendo percibido en la mayor parte de los estados de la República Mexicana.
Su epicentro se localizó aproximadamente a 150 km al sur de Pátzcuaro. Refieren las fuentes de la época que Texcoco fue devastado y que en la Ciudad de México hubo severas afectaciones.
El sismo de 1858, es uno de los sismos más importantes registrados en la historia de México.
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Distintos investigadores han concluido varias hipótesis al respecto. Figueroa considera dos islas en el cálculo de líneas isosísmicas; fueron Araro y Pátzcuaro, donde se derrumbaron iglesias. Singh et al. (1996) cree que el terremoto de 1858 fue un terremoto intraplaca de subducción profunda. Israde–Alcántara et al. (2005) y Garduño–Monroy et al. (2009) no excluyen la posibilidad de que este evento sea producto de un segmento de falla E-W en el sur de Pátzcuaro.
A hora y media de la ciudad de Morelia se encuentran dos bloques de roca basáltica que son las primeras evidencias, y manifestación humana reportada, de una catástrofe de origen sísmico del período Posclásico (950 hasta 1521 AD).
Esta es la historia de la evidencia de los primeros registros de fallas y sismos encontrados en Jarácuaro, Michoacán.
En ese mismo lugar, estos autores también consideran que el evento sísmico generó un tsunami en la porción sur del lago de Pátzcuaro y daños mayores en Jarácuaro, donde la iglesia presenta evidencias de reconstrucción posterior a 1823.
En el estudio “Evidence of tsunami events in the Paleolimnological record of Lake Pátzcuaro, Michoacán, México”, realizado en 2011 por investigadores de distintas disciplinas e instituciones educativas, se presentan evidencias de los efectos de un tsunami que se generó durante el terremoto de 1858 en el lago de Pátzcuaro, en Michoacán.
La investigación fue realizada por los investigadores Víctor Hugo Garduño Monroy, Diana Cinthia Soria Caballero, Isabel Israde Alcántara, Mikhail Ostroumov y Víctor Manuel Hernández Madrigal, del Departamento de Geología y Mineralogía de la UMSNH; Alejandro Rodríguez Ramírez y Juan Carlos Mora Chaparro, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México; Miguel Ángel Rodríguez Pascua, Investigador en Peligrosidad y Riesgos Geológicos, Depto. de Investigación y Prospectiva Geocientífica, Instituto Geológico y Minero de España y Arturo Chacon Torres, del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Liderados por el doctor Víctor Garduño-Monroy, en 2011, identificaron evidencia del registro de un Seiche o “tsunami lacustre”, a través de dos trincheras realizadas en la isla de Jarácuaro y de estudios de batimetría en el Lago de Pátzcuaro.
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Estudios de balimetría en el lago
Una batimetría se refiere al levantamiento topográfico del relieve de superficies del terreno cubierto por el agua, sea este el fondo del mar o el fondo de los lechos de los ríos, ciénagas, humedales, lagos, embalses, etc. es decir, la cartografía de los fondos de los diferentes cuerpos de agua.
El levantamiento batimétrico presentado en este estudio se utilizó para la generación del modelo. La batimetría fue realizada por el doctor Arturo Chacón Torres, en la que se aprecian algunas consideraciones para afirmar que hubo un Tsunami en el Lago de Pátzcuaro.

Una de ellas es las morfologías del fondo del lago, tanto en su parte más profunda (> 10 m) en su sector norte (entre San Jerónimo y Quiroga y la zona menos profunda (1–3 m) en el sur del lago, entre Los Urandenes y Erongarícuaro, “están divididas por dos posibles fallas normales E–W observadas en las islas de Janitzio y Tecuana, ambas generando fallas descendentes hacia el norte, es decir, la zona más profunda.

Además “se observa que la isla de Jarácuaro está formada por sedimentos lacustres que se levantaron más de 40 m”.
Y “los volcanes El Metate e isla de Janitzio presentan dos estructuras de antiguos deslizamientos, cuyos materiales colapsados cayeron al interior del antiguo lago”.
Según el estudio, “un análisis de la geometría del fondo del lago y los datos disponibles por encima de este alto nivel del lago permiten observar los cambios dentro del lago.
El estudio presenta dos imágenes donde se representan los dos niveles del lago. En la primera corresponde a una altura de 2050 msnm, que podría corresponder a la escena encontrada por los españoles en 1521.

La segunda muestra la situación de lago en 1850.
Tanto los investigadores O’Hara (1993) y Garduño et al.(1997), reportaron un ascenso a 2038 msnm, “considerando una altura de ola generada por el terremoto de 1858 de más de dos metros”, señala el estudio.

“En que las áreas potenciales a ser afectadas serían únicamente el Lago Sur, específicamente en la comunidad de Jarácuaro, donde el lago podría alcanzar una altura de 2040 metros. Hacia la parte norte la geometría del fondo del lago no permite la formación de ola, porque allí no es suave”.
El aumento del nivel del lago coincide con un evento sísmico durante el cual se destruyeron 120 casas de adobe (O’Hara, 1993 y Garduño et al. 1997). Creemos que el nivel del lago informado de 2045 metros sobre el nivel del mar (msnm) fue sobreestimado debido a una gran ola formada durante el evento sísmico. Creemos que el nivel real del lago estaba más cerca de los 2035 msnm.
Hallazgo de restos fragmentos
El área de estudio de los investigadores fue la antigua isla de Jarácuaro, al sur del lago de Pátzcuaro. Se excavaron y describieron dos trincheras: una identificada como Trinchera 6, de 3,1 metros de profundidad y ubicada en las inmediaciones de la vía de acceso a Jarácuaro.

La segunda fue designada como Trinchera 7, de 2 metros de profundidad y ubicada a 100 metros del antiguo muelle en Jarácuaro.
Se tomaron muestras de los muros oeste y sur de la Trinchera 6 y en los muros este y oeste de la Trinchera 7. Se realizó un registro fotográfico y croquis (contactos, características de los sedimentos, contenidos orgánicos y cerámica) en campo utilizando una escala de referencia.

Según la investigación se concluyó que “en la isla de Jarácuaro presenta afloramientos de secuencias lacustres del Pleistoceno Superior-Holoceno que fueron producto de eventos tectónicos posteriores al Último Máximo Glacial”

Según la investigación de la doctora Isabel Israde Alcántara, un núcleo de la secuencia lacustre presenta una intensa deformación.
A través del hallazgo de restos fragmentados de bivalvos y diatomeas mezclados con restos arqueológicos cerámicos pertenecientes al Período Posclásico (900 a 1520 AD), se determina y se interpreta que el tsunami en la zona trajo estos restos al sur del lago.

Mediante estudios paleosismicos, los investigadores concluyen que hubo un registro de Tsunami en el Lago de Pátzcuaro.
Los resultados presentados permitieron formular dos hipótesis sobre el arribo de arena volcánica al borde sur del lago de Pátzcuaro.
La primera, según la investigación, es que “las arenas son depósitos primarios de una erupción volcánica histórica de un edificio volcánico cerca del lago. Esta posibilidad se ha descartado en base a las características del yacimiento, es decir, la arena está reelaborada, hay presencia de ostrácodas y diatomeas de hábitats lacustres profundos y someros; presencia de grandes litoclastos muy angulares, arcillas, limos y fragmentos de cerámica tarasca”.
La segunda hipótesis es referente al registro del Tsunami en el Lago de Pátzcuaro.
“Los sedimentos arenosos son producto del depósito de un oleaje de alta energía (tsunami) que provocó la mezcla de materiales de diferentes ambientes lacustres, como ostrácodos y diatomeas litorales y de aguas profundas, cuyas valvas se encuentran muy fragmentadas”, se señala.

En el estudio se concluye que “con base en los antecedentes históricos conocidos, el evento sísmico más importante de la época hispánica fue el terremoto ocurrido en el año 1858, registrado en el aumento de varios metros del nivel del agua del lago”.
Además destacan que “tomando en consideración la batimetría, la subida del nivel del agua de 1858 y las características de los depósitos” se puede “concluir que el tsunami podría estar asociado a dos posibles orígenes: la rotura cosísmica de una de las fallas E-W vistas en la batimetría que provoca el hundimiento del flanco SO de la isla de Janitzio. Y el otro escenario sería el oleaje pequeño en los sectores más profundos del lago (N y NE) y oleaje importante en el sector menos profundo que es hacia el sur donde se ha reportado que se destruyeron 120 casas de adobe”.
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