Los gobernadores de Michoacán, Estado de México y Ciudad de México firmaron este 13 de julio el “convenio para la inversión de 300 millones de pesos en infraestructura hidráulica que permita la sustentabilidad y gestión eficiente del Sistema Cutzamala”.
La inversión se destinará a sistemas de riego y de agua potable en comunidades y municipios del estado. Beneficiará a cerca de mil 600 agricultores michoacanos y pobladores de la zona agrícola de la región oriente.
Además se dotará de agua potable a comunidades y se rehabilitarán los canales de riego que ya existían y se mejorará la planta de tratamiento que llega a la presa del Bosque.
En la firma del convenio se calificó como un convenio de justicia social, “es la primera vez que se hace una inversión de este tipo donde a través de los recursos de dos entidades se invierte en una tercera: Michoacán”.
El 3 de mayo de 2022, el Sistema Cutzamala cumplió 40 años como principal sistema importador de agua para la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. El convenio de inversión de 300 millones de pesos ¿Es en realidad un convenio de justicia social?
Sistema Cutzamala, un despojo histórico
TEXTO: GILBERT GIL YÁÑEZ
El sistema Cutzamala es la infraestructura más grande del país para abastecimiento de agua potable y es considerada una de las 10 obras más importantes del mundo en su tipo. Sin embargo, históricamente representa el despojo sistemático de agua desde la cuenca del río Balsas, donde habitan campesinos y pueblos indígenas mazahuas de Michoacán y el Estado de México. Tal injusticia hídrica implica el trasvase de 15.240 m3/s para satisfacer parte de los requerimientos de agua de la Ciudad de México (14.423 m3/s) y Toluca (0.817 m3/s).
El 9 de junio de 2022, el gobierno de la Ciudad de México, en conjunto con autoridades de los estados de México y Michoacán anunciaron una inversión de 300 millones de pesos: “la realización del Proyecto Integral de Uso Eficiente del Agua que contempla tecnificar 2 mil 300 hectáreas del canal Bosque-Colorines para dotar de sistemas de agua potable a 17 comunidades de los municipios de Zitácuaro, Jungapeo, Susupuato y Juárez, y recuperar el abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) por medio del Sistema Cutzamala”.
En esa conferencia de prensa, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, resaltó que se trataba de un acuerdo histórico entre las tres entidades para hacer frente al problema de la sequía, por medio de la coordinación para mejorar el abastecimiento y el uso eficiente del agua en el Sistema Cutzamala.
Para la doctora Patricia Ávila García, experta en ecología política del agua del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM campus Morelia, el sistema Cutzamala y el trasvase de agua asociado: “es la expresión máxima de afectación a los ecosistemas al cambiar el curso natural del agua en una cuenca y trasvasarla por medio de rebombeos a otra cuenca. El desvío de agua afectó las formas de vida y en particular a las poblaciones que dependían de ella.”
Para la especialista, la inversión de 300 millones de pesos que se realizará para tecnificar 2 mil 300 hectáreas del canal Bosque-Colorines y con ello, recuperar el abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) por medio del Sistema Cutzamala, es un “convenio asimétrico” que sólo beneficia a la Ciudad de México.

“Hay una relación asimétrica entre la Ciudad de México con el resto de las regiones. Partiendo de esta relación histórica asimétrica, que se expresa no sólo en que es el centro de poder político y económico del país, sino también, está controlando el agua de otras regiones. Dentro del marco de una relación asimétrica, desigual entre el centro y periferia, este convenio muestra que no hubo una gran capacidad de negociación del lado michoacano. Me parece que es totalmente favorable para el centro; sigue siendo un convenio asimétrico donde en realidad, se negoció poco y obtuvo poco”, asegura la investigadora de la UNAM.
“Si lo vemos nada más en términos económicos, la gran negociación es que después de 40 años de saqueo y despojo de las aguas michoacanas, sacrificar el desarrollo regional y afectar los ecosistemas, para trasvasar agua a la Ciudad de México, la gran compensación son 300 millones de pesos”.
Para la especialista, este “acuerdo histórico de justicia social” no es tan justo “porque no se están otorgando los pagos de servicios ambientales a las comunidades mazahuas” que son las que cuidan los bosques productores de agua, aclara la Doctora Ávila García.

CDMX, CRECIMIENTO INSACIABLE
(BREVE HISTORIA DEL SISTEMA CUTZAMALA)
Desde principios de los años cuarenta las autoridades federales comenzaron a buscar alternativas técnicas para la gestión de los recursos hídricos en ciudad de México, Estado de México y Michoacán planteándose desde entonces la posibilidad de efectuar un trasvase desde otras cuencas hidrológicas.
En las décadas de los cincuenta y sesenta, la extracción del agua subterránea se magnificó, el crecimiento natural y social de la población rompió el equilibrio hidrológico de la cuenca del Valle de México.
La concentración demográfica, aunada al proceso histórico de desecación y al nulo aprovechamiento de las aguas pluviales, requirió la búsqueda de alternativas de abastecimiento para la ciudad.
La explotación de los recursos hídricos del Estado de México y después de Michoacán se inició con una serie de obras para captar las aguas de los manantiales que se encontraban al sur poniente de la la Zona Metropolitana del Valle de México y los que alimentaban las ciénegas del Alto Lerma, este último con la construcción de un acueducto de 60 kilómetros desde Almoloya del Río en el Estado de México hasta los tanques de Dolores en Chapultepec, en la Ciudad de México, con lo que iniciaría con ello, el proyecto Lerma.
El Sistema Lerma, permitía una alternativa para los problemas de desabasto en el Valle de México, pero no fue suficiente.
Para los años setenta en una segunda etapa, se construyó una red de 230 pozos profundos ubicados en el valle de Toluca y en las zonas de Ixtlahuaca y Jocotitlán para aumentar la disponibilidad de agua en la la Zona Metropolitana.

Con el sistema Lerma se sustentaría décadas después el Sistema Cutzamala, iniciando con ello el trasvase o importación de agua de otras cuencas (primero la Cuenca de Lerma y posteriormente la Cuenca del Balsas).
Sin embargo, la expansión urbano-industrial en el Valle de Toluca y Lerma generó cambios importantes, en particular en la transformación del paisaje rural y ambiental de su territorio.
De tal forma que la nueva configuración territorial, a nivel urbano se expresó desde los años sesenta en un proceso de metropolización del valle de Toluca, y el efecto fue doble, generando una mayor presión sobre los recursos naturales de los municipios del Estado de México y por ende de Michoacán.
Esto conllevó a formas diferentes de apropiación del agua, suelo y bosques, que contrastaron e incluso nulificaron las formas tradicionales que existían en las sociedades rurales de la región.

Sistema de pozos Plan de Acción Inmediata
El PAI o Plan de Acción Inmediata, es un sistema de pozos, construido en los años 70’s por la entonces Comisión de Aguas del Valle de México.
En principio, se contempló un conjunto de nueve baterías de pozos con el objetivo de aprovechar los acuíferos del Valle, además de un volumen de agua captado mediante la presa de Guadalupe, ubicada al norte de la cuenca y tres presas ubicadas en la parte alta de río Pánuco. La segunda fase consideró una exportación desde la Cuenca del Río Balsas.
De lo que originalmente se consideraba como el PAI, algunas baterías de pozos en la zona Oriente, además de las presas de la Cuenca Alta del Río Pánuco se veían con capacidades insuficientes para los suministros demandados.

La segunda etapa del PAI se vio plasmada mediante el Sistema Cutzamala, el cual comenzó su funcionamiento en 1984. Cabe mencionar que el sistema PAI en principio, sólo era una medida temporal pero, a través del tiempo, se convirtió en una fuente regular y vital para el suministro de agua para la Ciudad de México
Al 2007, el sistema PAI se componía de siete ramales de 218 pozos, que extraen agua de los acuíferos Cuautitlán-Pachuca, Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y Texcoco.
Los ramales del PAI Norte son Tizayuca-Pachuca, Teoloyucan y Los Reyes-Ferrocarril; mientras que los del Sur son: Tláhuac-Nezahualcóyotl y Mixquic-Santa Catarina cuya agua deriva en la Ciudad de México.
Macrocircuito de distribución
Con la finalidad de distribuir los caudales del Sistema Cutzamala a la Ciudad de México y los municipios conurbados del Estado de México, la Comisión Nacional del Agua creó un sistema de distribución a la salida del Túnel Analco-San José, a través de una estructura de bifurcación hacia los ramales Norte y Sur.

La distribución se logra mediante el acueducto del Macrocircuito Ramal Norte, en el Estado de México, y el Ramal Sur, acueducto de distribución en la Ciudad de México.
El acueducto del Macrocircuito Ramal Norte, comprendió alrededor de 117 kilómetros de longitud, el cual se ha construido en diferentes etapas.
CUTZAMALA, SISTEMA COMPLEJO DE IMPORTACIÓN DE AGUA
El Sistema Cutzamala es la infraestructura más grande del país para abastecimiento de agua potable y considerada una de las 10 obras más importantes del mundo en su tipo, ya que debe bombearse entre 14 y 15 metros cúbicos por segundo de agua, desde una altura de 1,600 metros sobre el nivel del mar en su punto más bajo, hasta los 2,702 metros sobre el nivel del mar en su punto más alto (lo equivalente a 12 veces la altura de la Torre Mayor de la Ciudad de México).
Esta obra hidraulica trabaja a través de seis plantas de bombeo que emplean 2 mil 280 millones de kilowatt (la misma energía eléctrica que consume toda la ciudad de Puebla cada hora) y conduciéndolo a través de 334.4 kilómetros de canalizaciones primarias, compuestas por acueductos de tubería metálica o de concreto, túneles y canales abiertos.

“El sistema Cutzamala es un proyecto hidráulico que trasvasa agua, o sea que saca agua de otras cuencas para abastecer a una ciudad que creció de manera desmedida por actividades económicas y asentamientos humanos, como es la ciudad de México y su zona metropolitana. Y que bueno, al ser incapaz esa ciudad de sostenerse por sí misma, en cuanto a las fuentes de agua, pues empezó a tener que importar agua de otros lugares”, explica la doctora Ávila García.
Esto, señala la especialista de la UNAM, produjo una afectación a ecosistemas, regiones y poblaciones indígenas y campesinas.
“Por causa de utilidad pública, sacrificaron su calidad de vida y posibilidades de desarrollo, es decir, se convirtieron en regiones de sacrificio; porque sacrificaron su desarrollo presente y futuro para darle agua a la insaciable Ciudad de México”, opina la investigadora.
El Sistema Cutzamala abastece a 11 alcaldías de la Ciudad de México y 11 municipios del Estado de México, es uno de los sistemas de suministro de agua potable más grande del mundo, no sólo por la cantidad de agua que suministra (aproximadamente 450 millones de m3 anualmente), sino por el desnivel (mil 100 metros) que se vence.
Está integrado por seis subcuencas de captación, siete presas derivadoras y de almacenamiento, seis estaciones de bombeo y una planta potabilizadora.
Es una compleja obra de captación, almacenamiento, conducción, purificación, trasvase desde los estados de Michoacán y Estado de México (en la cuenca del Balsas) y distribución de agua dulce, que funciona las 24 horas de los 365 días del año.

Fue concluida a principios de los años ochenta del siglo pasado, para abastecer el servicio de la población y de las actividades económicas, principalmente a la Zona Metropolitana del Valle de México (cuenca del Valle de México) -beneficiando a un 24% de su población y que en el período de estiaje esta proporción llega a ser de hasta 35%-, y la Ciudad de Toluca (cuenca del Río Lerma).
Mediante este sistema en su porción más lejana, el agua baja por gravedad de la presa de Tuxpan a la del Bosque en el estado de Michoacán y la presa Colorines en el estado de México; después se sube por bombeo a la presa de Valle de Bravo y hasta la planta de Berros (en el municipio de Villa de Allende Estado de México), donde se potabiliza (mezclando el agua que baja por gravedad de Villa Victoria) bombeando toda el agua y tener impulso para descender hacia la Ciudad de México por gravedad.
El Sistema Cutzamala es una obra que en su tiempo figuró entre las proezas de la ingeniería hidráulica mundial, sin embargo, la infraestrcutura hídrica de la Ciudad de México sufre un deterioro importante.

“Tenemos más o menos que, el Sistema Cutzamala, cubre 35 por ciento del total del consumo de agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México; pero es absurdo que dentro de la infraestructura urbana de la ciudad de México, más o menos 30% se pierde en fugas. Entonces, es absurdo: se trae agua, se sacrifican regiones, ecosistemas, poblaciones y por otro lado, dentro de la ciudad, hay una red ineficiente donde hay muchas pérdidas de agua. Además este sistema de abastecimiento por trasvase es muy insustentable en términos energéticos, implica gastos altísimos de energía eléctrica por el rebombeo de agua para salvar importantes desniveles topográficos.
“El sistema Cutzamala trasvasa agua de la cuenca del Balsas, que abarca porciones de Michoacán por Zitácuaro, y también se trasvasa de la cuenca de Lerma para el abastecimiento hacia la Ciudad de México. Como se ubica la ciudad en una cuenca cerrada, los desechos urbanos se expulsan (por rembombeo) hacia la cuenca del Pánuco, lo que también es absurdo. La Ciudad de México es el ejemplo de la mayor insostenibilidad urbana y energética, que genera tensiones campo-ciudad”, opina Ávila García.
Michoacán aporta cerca del 60 por ciento de los volúmenes de agua de la Cuenca del Balsas y 55 por ciento de la Cuenca del Lerma.
La cantidad de agua que Michoacán aporta por medio del Sistema Cutzamala a la Ciudad y al Estado de México es de aproximadamente veinte metros cúbicos por segundo (20m³/s).
Las dos presas más importantes del sistema son La presa El Bosque y la presa Tuxpan.
La presa del Bosque fue construida en los años 1951 a 1954 por la Comisión Federal de Electricidad y la Conagua. Se ubica al sur de la ciudad de Zitácuaro, sobre la carretera Benito Juárez, y limita con el municipio de Jungapeo. Bombea agua por los tubos subterráneos que llegan a la presa de Colorines en el Estado de México.

Se encuentra a una altitud de 1730 msnm y su profundidad es aproximadamente de 40 metros. Es la segunda presa más importante del Sistema Cutzamala en Michoacán (después de la presa Tuxpan).
La presa del Bosque, del estado de Michoacán, alimenta la presa Colorines (Valle de Bravo), en el estado de México.
En el caso de la Presa Tuxpan, la más importante del Sistema Cutzamala, se trata de una presa alimentada 100 por ciento por el agua proveniente de los bosques de la Mariposa Monarca.

No es una presa de almacenamiento, es una presa derivadora. Las presas derivadoras generalmente no retienen agua en un reservorio; en cambio, el agua se desvía hacia un curso de agua artificial, en este caso hacia el Sistema Cutzamala.
Esta agua proviene de los bosques del Oriente de Michoacán. En estos bosques, pertenecientes a los municipios de Senguio, Angangueo y Ocampo, existen, además de las tres cabeceras municipales: 63 localidades rurales de Senguio, 22 de Angangueo y 44 de Ocampo, para un total de 129 comunidades rurales, mismas, que junto con las cabeceras municipales, hacen un total de 55 499 habitantes (19,833 de Senguio, 10, 892 de Angangueo, y 24,774 de Ocampo).

LOS GOBIERNOS Y LA DEFENSA DEL CONVENIO
El Fideicomiso 1928 existe desde los años noventa y corresponde a los pagos por aprovechamiento que realizan el Gobierno capitalino y el Gobierno del Estado de México a la CONAGUA, por suministro de agua desde el Sistema Cutzamala.
Estos recursos son destinados a obras de infraestructura hidráulica para la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
Los pagos de ambas entidades no van a la Tesorería de la Federación ni al mantenimiento del Cutzamala, pues son depositados al Fideicomiso 1928, destinado a financiar obras hidráulicas, de agua potable y drenaje en el Valle de México.
Según el periódico Reforma, a junio de 2021, el Fideicomiso 1928 contaba con mil 393 millones de pesos.
El 9 de junio de 2022, los gobiernos de Ciudad de México y Estado de México acordaron con el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, “invertir 300 millones de pesos” para la tecnificación de sistemas de riego en beneficio de cuatro municipios productores de guayaba y monocultivos de la región Oriente, “como retribución de los servicios ambientales hidrológicos que aporta Michoacán al Sistema Cutzamala”, se señalaba en un comunicado envíado por el gobierno de Michoacán.
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Según lo acordado por los gobiernos de Ciudad de México, Estado de México y Michoacán, el proyecto tendría por objeto tres acciones: la tecnificación de 2 mil 300 hectáreas, donde cerca de mil 100 productores de 13 ejidos producen guayaba y monocultivos de agroexportación; abastecer de agua potable a 17 comunidades y rehabilitación de la planta tratadora de agua potable en el municipio de Zitácuaro para mejorar la calidad del agua de la Presa “El Bosque”.
En la primera etapa se invertirían en los municipios de Zitácuaro, Jungapeo, Susupuato y Juárez.
En conferencia de prensa, el gobernador de Michoacán ha señalado reiteradamente que del Fideicomiso 1928 “van a salir los primeros 300 millones de pesos”.
“No es un convenio nuevo”, insiste el gobernador en sus conferencias de prensa. “No es nuevo, eso que quede muy claro porque luego hay confusión, que quede muy claro el tema”.
A pesar de que el Fideicomiso 1928 no es nuevo, el convenio que se pretende firmar con Michoacán y con los ejidos y distritos de riego, sí.
En la conferencia del 13 de junio de 2022, el coordinador de la Comisión Estatal de Aguas y Gestión de Cuencas, Roberto Arias explicaba la ruta que se seguiría este acuerdo.
Presentó dos láminas donde se explicaba cuáles eras las acciones a emprender y las fechas designadas para realizarlas.

Entre la información más destacada, según el cronograma presentado por la dependencia, esta “primera etapa” del convenio duraría hasta 2023, cuando finalizarían la tecnificación de los distritos de riego y la construcción de infraestructura, así como la entrega de los Derechos del Agua.
Según la información presentada, hasta el momento sólo están aprobados por el Fideicomiso 25 millones de pesos para la “rehabilitación, tecnificación y otras acciones”.

En la conferencia de prensa del 9 de junio de 2022, realizada en la ciudad de México, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum destacaba que “es una inversión de más de 300 millones de pesos, se benefician cerca de mil 100 agricultores y, al mismo tiempo, se benefician alrededor de 17 comunidades para el abastecimiento de agua potable; y es una inversión de lo que normalmente paga el Gobierno del Estado de México y la ciudad por derechos de agua, se regresa y nosotros se lo damos a Michoacán para la coordinación de las tres entidades”.

El objetivo principal, explicaba, es regularizar a los agricultores que no cuentan con autorización para usar el agua del canal de la presa, otorgándoles Títulos de Derecho al Agua y un sistema de riego.
“Lo que queremos hacer es ir el 22 de junio a la zona a hablar con los agricultores y firmar ahí, con ellos, los Derechos del Agua y, al mismo tiempo, que inicie todo el proyecto de tecnificación de la zona y de abastecimiento de agua potable. Así que es un proyecto en donde todos nos beneficiamos y, sobre todo, también el medio ambiente y los recursos naturales”, añadió.
El 27 de junio, el gobernador de Michoacán Alfredo Ramírez Bedolla defendía el monto del acuerdo. A la pregunta, de una reportera, si 300 millones de pesos es poco o mucho, “eso depende”, contestó el gobernador.
“El tema es que son los primeros 300 millones de pesos que llegan. ¿Y llegan para qué? Para plantas tratadoras de agua, para mejorar el riego de los sistemas de riego de la zona agrícola de Susupuato, de Juárez, de Jungapeo, de Zitácuaro”.
El gobernador explicaba que “también estamos avanzando en el pago de servicios ambientales para los poseedores y dueños del bosque”.
“Aproximadamente comparado con lo que se aplica en el Estado de México estaríamos hablando de más o menos de pagos de servicios ambientales forestales de 85 millones de pesos al año, eso es lo que se estaría estableciendo. Y más que nada tiene que ver con los montos económicos que se aportan en este tipo de programas de pago por servicios ambientales”.
CHECA LA CONFERENCIA DE PRENSA / 27 DE JUNIO 2022
El 9 de junio, el Gobernador de Michoacán señaló que el convenio entre las tres entidades “impulsa un proyecto de justicia social e histórica en compensación a los servicios ambientales que Michoacán otorga a la ZMVM”.
“No quiere decir que vaya a haber más agua, no; es la misma agua que tenemos disponible, pero con esta estrategia, con esta tecnificación, lo que vamos a hacer es que, lo que es irregular, lo que es ilegal, ya se estableció la Comisión Nacional del Agua va a otorgar los Títulos de Derecho de Agua a estos productores, que es un tema histórico, se va a regularizar y con eso vamos a evitar el desperdicio del agua en las zonas agrícolas, el “huachicol” del agua, y vamos a tener más agua para los campos, para los pueblos de Michoacán, para consumo humano, para la agricultura, pero también va a haber más agua disponible para la Ciudad de México, que eso es vital para nosotros y para ustedes”, añadió.
CHECA LA CONFERENCIA DE PRENSA / 9 DE JUNIO
En entrevista con en15dias.com, el coordinador de la Comisión Estatal de Agua y Gestión de Cuencas, Roberto Arias detalla el convenio de “justicia social”.
“Uno de los principales proyectos es el tema de poder atraer inversión o un pago, se puede decir como un pago de servicios ambientales por el abastecimiento del agua de la cuenca del sistema Cutzamala hacia ciudad de México y el Estado de México sobre el asunto de que podamos, de alguna manera, tener una reserva hídrica; son las 53,000 hectáreas que cuenta la Cuenca del Cutzamala, es poder reforestar, uno de los principales es la reforestación de esa cuenca y la otra es la tecnificación de esas zonas de riego”, explica.

Además de esa tecnificación, detalla el funcionario estatal, “hay que revisar las tomas ilegales que tenemos en esa cuenca, en esas presas, porque bueno se ha generado ahí algunos cultivos de guayaba, berries, aguacate, entonces ha habido un descontrol en el asunto de las tomas de agua, que digo eso es chamba de la Comisión Nacional del Agua, pero nosotros estaremos coadyuvando de que esos recursos destinados al gobierno del Estado sean para que los mismos productores que tengan sus concesiones regularizadas y que podamos ayudarles a tecnificar su riego”.
Al preguntarle si los 300 millones de pesos son un único pago, Roberto Arias aclara que “la intención es que primero se va a hacer este primer pago de 300 millones para la inversión de todas estas zonas de riego y tecnificación”.

“Esta primera etapa son estos 300 millones de pesos. ¿Por qué decimos primer etapa? Porque pensamos que puede haber más recursos porque como aún se siguen haciendo los proyectos de la Conagua para la tecnificación, nosotros pensamos que esta tecnificación de 2,300 hectáreas puede ser un poquito más, porque una cosa es modernización y la otra es tecnificación; ya la Conagua sacará el conteo de cuántos hectáreas se van a tecnificar y cuántas se van a modernizar pero también, de otra forma es ver qué tipo de sistema de riego: puede ser aspersión, microaspersión y otras por goteo, entonces pensamos que podría ser más de esa primera cantidad de inversión”.
Al insistirle, para aclarar si se deberá ampliar el convenio o firmar otro, en caso de querer obtener más recursos, Roberto Arias fue claro que “este convenio queda abierto, también para este inicio como si fuera primera etapa”.

“Si en esta primera etapa se pueden concluir los trabajos, entonces el convenio pues se terminaría pero se tiene la idea de qué este convenio siga.
“Finalmente depende de las acciones que se vayan cumpliendo, yo creo que este convenio va a seguir cada año, esperemos que sea de cada año, y además sumándoles el tema ambiental, que pues es un tema un poquito complicado el tema de reforestación, el cuidado de los árboles, es una actividad que tiene que ser programada y aparte tiene que actualizarse cada cierto periodo y por eso ese tipo de inversión para seguir dándose”.
CHECA EL AUDIO DE LA ENTREVISTA: Roberto Arias, coordinador de la Comisión Estatal de Aguas y Gestión de Cuencas de Michoacán.

RELACIÓN ASIMÉTRICA, CONVENIOS ASIMÉTRICOS;
MÁS AGUA A LA CDMX
Para la doctora Patricia Ávila García, investigadora de la UNAM, quien estudia los conflictos socioambientales por el agua en México, señala que “la Ciudad de México es insaciable y quiere seguir extendiéndose a costa del empobrecimiento hídrico de otras regiones”.
“Es una situación infinita, donde se impone el poder de la Ciudad de México sobre las regiones. Hasta ahora no ha habido un acto de justicia hídrica donde haya una compensación real a los afectados de tantos años: 40 años de trasvase de agua. No ha habido una relación de equidad entre las regiones, Michoacán ha sido una zona saqueada de sus aguas”, opina.
Ávila García destaca que “hay una relación asimétrica entre la ciudad de México con el resto de las regiones”.
“Hay una relación asimétrica entre la Ciudad de México con el resto de las regiones. Partiendo de esta relación histórica asimétrica, que se expresa no sólo en que es el centro de poder político y económico del país, sino también, está controlando el agua de otras regiones. Dentro del marco de una relación asimétrica, desigual entre el centro y periferia, este convenio muestra que no hubo una gran capacidad de negociación del lado michoacano. Me parece que es totalmente favorable para el centro; sigue siendo un convenio asimétrico donde en realidad, se negoció poco y obtuvo poco”, asegura la investigadora de la UNAM.
“Si lo vemos nada más en términos económicos, la gran negociación es que después de 40 años de saqueo y despojo de las aguas michoacanas, sacrificar el desarrollo regional y afectar los ecosistemas, para trasvasar agua a la Ciudad de México, la gran compensación son 300 millones de pesos”.
Tan sólo el costo total que se le paga a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por traer agua desde el sistema Cutzamala hasta la Ciudad de México es de 3 mil millones de pesos al año, según señalaba en marzo de 2022, la Doctora Elena Burns, subdirectora General de Administración del Agua de la Conagua en el conversatorio “Los grandes problemas de la gobernanza del agua”, organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad como parte de la 3ra. sesión de la serie de seminarios “Los grandes problemas socioambientales”.
VIDEO: Los grandes problemas de la gobernanza del agua
Participación de Doctora Elena Burns, subdirectora General de Administración del Agua de la Conagua.
Un reporte del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México detalla que en conjunto, la Ciudad de México y Estado de México cubren alrededor de 3 mil 600 millones de pesos anuales.
La ciudad de México, paga por consumo de electricidad anual 2 mil millones de pesos.
“En 2000, la operación del mecanismo de presas ubicadas en el Estado de México y Michoacán que surten al Valle de México era de alrededor de mil millones de pesos; en 2010 pasó a 2 mil millones y en 2021, con 39 años en servicio, aumentó a 4 mil”.
La Ciudad de Toluca y los municipios conurbados en el Valle de México también retribuyen el flujo del Cutzamala.
“Para el año 2020 la proyección recaudatoria por suministro de agua del Cutzamala a la Comisión de Aguas del Estado de México es de mil 281 millones de pesos”, agrega el reporte.
Los 300 millones “representan un año del presupuesto total de la Comisión Estatal de Aguas y Gestión de Cuencas que es de 260 millones de pesos”, según comentó en conferencia de prensa, Roberto Arias, coordinador de CEAC. Sin embargo, el presupuesto real aprobado por el Congreso es de 179 millones 227 mil 411 pesos.
“Los 300 millones ni siquiera es un pago de servicio ambiental del agua, no es un pago por compensar esta relación asimétrica del agua. Este sale del pago de los derechos de agua en bloque del Sistema Cutzamala que la Ciudad de México hace a la Comisión Nacional del Agua. Es un pago obligatorio por el uso de la infraestructura, es un pago al gobierno federal. Sin embargo, hay un acuerdo entre CNA y la Ciudad de México que permite que el pago del agua en bloque se destine a un fidecomiso para hacer obras de agua potable y saneamiento en la zona metropolitana de la ciudad de México”.
CHECA EL AUDIO DE LA ENTREVISTA: Doctora Patricia Ávila García, investigadora de la UNAM.
La investigadora de la UNAM explica que ese fideicomiso surgió en 1997 y se mantiene hasta la fecha: “sólo 300 millones de pesos provenientes de ese fideicomiso se etiquetan para compensar 40 años de sacrificio de Michoacán. Con esto tampoco está haciendo mucho la Ciudad de México, ese pago lo tiene que hacer a fuerza a CNA. Sin embargo, se podría decir que eso es mejor a nada, pero lo importante es señalar que la ciudad de México no está haciendo un esfuerzo extraordinario”, asegura Ávila García.
Ejemplificó que Claudia Sheinbaum “ese mismo día presentó un programa de pago de servicios ambientales para la zona de conservación, en el sur de la Ciudad de México donde se ubican los bosques del Eje Neovolcánico. Allá anunció 1,000 millones para apoyar las zonas forestales de la ciudad, que también es bien poquito monto. Sin embargo, es más del triple que lo que se destinará por solo una vez a Michoacán, después de 40 años de abastecimiento de agua continuo a la Ciudad de México.
La doctora Ávila García señala en referencia al acuerdo anunciado de apoyo a Michoacán: “no se aprovecharon las buenas relaciones, no se negoció, en ese sentido, pareciera que nada más es un apoyo una vez en el tiempo; no es un convenio que se diga: ‘cada año el gobierno de la ciudad de México y el Estado de México van a aportar tanto a Michoacán como ya un convenio en que va a ser permanente, sin caducidad ni cambios de sexenio’. No, es un convenio de un evento y ya no va a haber más.
La doctora Ávila explica que “no parece ser un convenio de largo plazo, parece ser una acción en un momento específico, donde sólo se va a asignar 300 millones de un fideicomiso”.
Indica que “no se está pagando, no hay un pago adicional del gobierno de la Ciudad de México por compensación ambiental ni tampoco es un pago de servicio ambiental porque esta zona no es la que produce el agua; son usuarios del agua, la zona que produce el agua son los bosques, los bosques michoacanos, la zona de la Mariposa Monarca, de los Azufres. Esta zona michoacana del Eje Neovolcánico es la que está produciendo el agua para la ciudad; estos bosques, estas comunidades, que a lo mejor ni siquiera tienen agua.
“Si se quisiera compensar, realmente a los pueblos, en términos de servicios ambientales, debería de compensar a las comunidades mazahuas del Estado de México y de Michoacán que viven en las partes altas donde están los bosques y donde estas comunidades no tienen agua. Entonces, eso sí sería un verdadero convenio de justicia social ambiental”.
La doctora Patricia Ávila destaca que lo que sí muestra este convenio es “la gran injusticia que hay en la zona y el desorden en el uso y manejo del agua. No ha hecho nada la Comisión Nacional del Agua ni los responsables del agua a nivel del estado, no los actuales sino los anteriores, hay un desorden: tomas clandestinas, comunidades sin certeza jurídica de sus derechos de agua, despojos de agua por sectores productivos, todo este asunto de que nunca ha habido una sola compensación”.
La doctora Ávila García considera que el convenio “es muy ventajoso para el lado de la Ciudad de México”
“Supuestamente, con estas pequeñas dádivas de 300 millones de pesos y anuncio de obras en la región y de arreglar cosas que tenían que haber hecho los gobiernos desde hace muchos años, la cuestión de derechos, certezas jurídicas, etc., ahora señalan que todo esto lo están haciendo porque quieren reducir el consumo de agua del lado de la agricultura, que siempre ha sido vista en las evaluaciones del Banco Mundial, a la agricultura como la gran usuaria del agua, entonces una solución del Banco Mundial, desde hace 20 años es que hay que tecnificar, hay que reducir el riego de las de las zonas agrícolas, el consumo de agua para que esa agua se pueda destinar a otros usos. Entonces, en este caso lo que se quiere de un consumo actual de la zona de 5 m³ por segundo pasarlo a 3 m³ por segundo. Es decir, buscan un ahorro de agua de 2 m³ por segundo.
“Entonces, no hay nada de justicia. Ahora con el argumento de la tecnificación de la agricultura y regularización de derechos de agua se va a quitar más volumen de agua en la región para la Ciudad de México con el supuesto argumento de que hay ineficiencia y desorden. Me parece una falta de respeto muy grande llamar a los productores michoacanos, que tienen tomas irregulares de agua como ‘huachicoleros’, cuándo esa agua nace de sus propias tierras. Más bien ‘huachicoleo’ es de la Ciudad de México a Michoacán (por el trasvase del Sistema Cutzamala): ¿cuándo se consultó a la población indígena y campesina de Michoacán y Estado de México para llevar el agua a la Ciudad de México? Y ahora el ‘huachicoleo’ pues va a ser mayor porque con este argumento de tecnificar la agricultura para reducir su consumo de agua, así como regularizar los derechos de agua, se busca aumentar el caudal del agua (2 m³ por segundo) destinado a la Ciudad de México. Entonces, no hay ninguna cuestión de equidad es hacer todo esto del convenio de pago único de 300 millones de pesos para llevarse más agua de forma permanente a la ciudad de México”, concluye.
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