La doctora Beatriz Salas, investigadora y especialista en Bioética y bienestar animal en Michoacán confirmó a en15dias.com, que los bioterios de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) no tienen registros federales: “ni de Sader ni de la Comisión Nacional de Bioética”. Comité de Bioética Universidad Michoacana.
En entrevista realizada en noviembre de 2020, la doctora Salas señaló a en15dias.com, que los comités de bioética trabajan bien, pero hasta el momento “ninguno de ellos están registrados en Sagarpa (actualmente Sader) ni en la Comisión Nacional de Bioética.
“Estaríamos incumpliendo varias normas oficiales mexicanas, una de ellas la NOM-062-ZOO-1999”.
Checa la entrevista: Doctora Beatriz Salas, investigadora y especialista en Bioética y bienestar animal en Michoacán
en 15dias.com publicó un reportaje acerca de la situación legal de estos bioterios en la Universidad. Este portal pudo verificar que carecen de permisos federales como la Autorización de funcionamiento del bioterio como de comités de bioética registrados ante la autoridad federal.
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Impulsan Comité de Bioética en la Universidad Michoacana
LOS COMITÉS DE BIOÉTICA EN LA MICHOACANA
La doctora Salas explicó que estos comités de experimentación lo que hacen “es hacer un análisis completo con una visión bioética de todo lo que se va a desarrollar en el experimento. Y algo que se tiene es el seguimiento de la metodología que sugiere el investigador.
En México tenemos excelentes normativas, pero la gente que esta involucrada no los conoces y pues ya sabemos lo que ocurre son letra muerta.
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Impulsan Comité de Bioética en la Universidad Michoacana
En entrevista la especialista en bienestar animal, explicó a en15dias, que en la Universidad Michoacana se ha trabajado desde el 2011 en la integración del Comité de Bioética de la Universidad.
“En eso estamos, estamos trabajando fuerte pero como es una comunidad tan diversa ha sido muy difícil poder generar un comité de bioética para todos”, explicó la investigadora.
La doctora Beatriz Salas aclaró que la propuesta es hacer un gran comité de bioética que integre a los comités existentes en cada institución o facultad con el objetivo de disminuir las irregularidades como pueden ser los conflictos de intereses entre el investigador y el comité.
“Lo que ahora estamos trabajando, es prácticamente cada facultad o cada instituto tiene su propio comité de bioética y ellos analizan y revisan los protocolos de investigación y ellos lo autorizan”.
Explicó que no hay un “registro objetivo” de los comités de bioética que existen dentro de las instituciones educativas, sin embargo, se trabaja en ello.

“Los lineamientos para el funcionamiento de estos comités están muy centralizados, cada una de las facultades tiene sus comités, así están funcionando y están funcionando bien”.
“Pero creo que podríamos funcionar mejor si tuviéramos como una cabeza, un central: el comité de bioética de la institución en el cual llegara toda la información para tener una certeza para tener qué se está haciendo en la Universidad”, indicó la investigadora.
“Esto sirve para muchas cosas para llevar un control de los animales que se están utilizando en la investigación para. No repetir protocolos entre investigadores”.
CONTROL DE ANIMALES, UN PENDIENTE
Estos comités además de analizar y aprobar los protocolos de investigación también deben aprobar cuántos animales se utilizarán en cada proyecto de investigación.
“Uno de los pendientes que hay en la Universidad es el tener un control de todos los animales que se están ocupando, es un asunto pendiente porque no se ha podido obtener todo este tipo de información…”
La doctora Beatriz Salas es clara. “Es una signatura pendiente; tenemos que ser bien realistas: si no sabemos cuántos animales y cuáles son los que se utilizan cómo podemos llevar acabo un buen control de investigación con animales.”
Tan sólo en México de 2000 a 2018, se realizaron 11 mil 717 proyectos de investigaciones científicas y sirvieron de base, para ellas, dos millones 332 mil 640 animales.
Al menos 15 tipos de animales se utilizaron: conejos, cobayos, ratones, ratas, gatos, perros, cerdos, primates no humanos, serpientes, caballos, gallinas, ranas, ovejas, hámsters y jerbos, según la base de datos construida a través de solicitudes de información hechas a cada uno de los 49 centros de experimentación animal para la investigación científica registrados en el país.

BIENESTAR ANIMAL EN MÉXICO
Actualmente, México se encuentra en una discusión legislativa acerca de la prohibición de la experimentación animal para la industria cosmética y de limpieza.
Sin embargo, la experimentación animal en para la investigación científica en México ha sido un campo poco normado y que hasta hace un año se comenzaron a construir las directrices de esta regulación.
En entrevista con en15dias.com, especialistas internacionales y nacionales aseguran que en muchos de estos laboratorios persiste la omisión, la ilegalidad y el maltrato.
Liliana Dircio, es investigadora y especialista en maltrato animal y bienestar animal por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con este portal señaló que “las líneas de investigación dicen ‘podemos renunciar a cualquier líneas de investigación con animales menos a este tipo de áreas que es el área biomédica, porque se necesita a ese receptor vivo para estar procesando el caldo de cultivo. Entonces nos decían que no tenían otra alternativa, necesitaban al animal para poder concretar el procedimiento y una vez pasado este tipo por supuesto era matar a estos individuos de los macacos”.
En entrevista desde Estados Unidos, Kathy Guillermo, vicepresidenta senior de PETA, aseguró que “sabemos que en los laboratorios los animales están enjaulados, normalmente, y sus condiciones son muy lamentables”.
No les dan la estimulación física, mental o emocional que necesitan; que sus cabezas están abiertas; que son sujetos a toda clase de abusos, disfrazados de ciencia; así que los investigadores son muy cuidadosos de no dejar que esta información llegue al público y ese es uno de sus métodos. Pero es una vergüenza y sospecho que, en México, así como en Estados Unidos, realmente no hay seguridad, para nada.
En referencia a la confidencialidad y los riesgos a la seguridad que los gobiernos argumentan, para no proporcionar información acerca de los bioterios y la experimentación animal en ellos, destaca que “la gente necesita saber qué está pasando”.
“La mayoría de la gente, cuando averigua qué es lo que está pasando dentro de los laboratorios, con los animales, no les gusta, y lo aborrecen, y este es el principio del cambio, así que sí, creo que es extremadamente importante que la gente esté informada acerca de lo que está pasando en los laboratorios. Estos experimentos que quieren mantener en secreto, no deben serlo más”.
“Hay varios retos con esto y creo que probablemente lo más difícil es la percepción de que se necesitan animales para avanzar en la ciencia. Mucha gente piensa que, si se van a encontrar curas para enfermedades y dolencias, entonces debemos experimentar en animales. Ahora sabemos que esto no es verdad. Sabemos por la evidencia que 90% de todos los estudios básicos en animales fallan en conducir hacia tratamientos para humanos”.
“La segunda dificultad que creo hay en Latinoamérica es que generalmente no hay mucha información de lo que ocurre dentro de los laboratorios. Es muy difícil saber, por ejemplo, qué pasa exactamente en, por ejemplo, los laboratorios de investigación de las universidades…”.
Ejemplos hay. Hasta el día de hoy, tanto la Universidad de Colima como el de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) no están registrados ante la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
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En México, hay un registro de 48 bioterios ante la autoridad federal. Estos centros de experimentación animal para la investigación científica representan un riesgo de bioseguridad.
El gobierno mexicano ha declarado como confidencial los archivos acerca de los bioterios. Alega que, si se hacen públicos, esto puede representar un riesgo de bioseguridad.
“A menudo cuando hemos hecho solicitud de registros, tratan de negárnoslos diciendo que hay un riesgo de seguridad, pero no hay evidencia de que ese sea el caso”, Kathy Guillermo, vicepresidenta senior de PETA.
“Cuando peleamos esto en la corte, descubrimos que los investigadores no podían señalar nada que en los últimos quince o veinte años constituyera un riesgo, y yo supondría que en México es exactamente la misma situación. Es un pretexto para no tener que entregar lo que están haciendo a los animales”.
Desde la perspectiva de Victor Hirales, abogado especialista en bioética, México está atrasado en la normatividad ya que esta no se respeta.
“Desafortunadamente México es de los principales países a nivel internacional para la exportación de animales que tiene como destino ser usados en bioterios, y desafortunadamente son mas bien líneas en materia mercantilista, las que dictan precisamente las reglas que tienen estas prácticas en nuestro país. Aun se sigue un discurso contrario a la ciencia que es precisamente la práctica de la vivisección en animales o la experimentación en animales de otras especies que no sean la humana”.
Para el abogado, la situación de la normativa sigue igual, “si no es que se agrava cada vez más.”
“¿Por qué se da este fenómeno? pues simple y sencillamente porque cuando no hay autoridades que vigilen. Entonces sin duda pues para los empresarios es un paraíso donde las autoridades mexicanas son laxas, omisas y negligentes. A pesar de que corren los años la política pública es la misma, de ser permisiva y ser a veces cómplices de los intereses corporativos y de las burbujas especulativas que mantienen estos negocios”, aseguró el especialista.
Para Víctor Hirales “es altísimo” el riesgo de bioseguridad.
“Altísimo porque en principio no hay capacidad de respuesta ante un desastre de esta materia. Gravísimo; no hay protocolos generales aplicables, no hay una estrategia de mitigación de contención, uno hay una estrategia de reeducación, entonces es gravísimo”.
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