El río Chiquito resiste, a pesar de la tala ilegal, de la contaminación por aguas residuales, del cambio de uso de suelo, de la construcción de fraccionamientos y de obras hidráulicas que lo han embestido. Este cauce se niega a morir; su resiliencia lo ha llevado a resistir por décadas y el impacto y desarrollo urbano lo orillan, actualmente, a sobrevivir.
“Al río Chiquito hay que dejarlo en paz”, asegura el investigador Ricardo Pérez Munguia, quien ha estudiado por más de 30 años este cauce, y quien conoce sus entrañas, sus pies, sus manos y su corazón; y al cuál le habla “de tú”.
“Al río Chiquito hay que dejarlo como está, ya no le metamos más ruido. De verdad, lo digo después de haberlo estudiado, caminado, de haberlo conocido… con el río Chiquito me habló de tú, lo conozco desde hace muchos años y la verdad, es que hay que dejarlo, pues sí lo dejamos en paz, él va a recuperar mucho.”

En entrevista con en15dias.com, el investigador Pérez Munguia hace un recorrido por la importancia, las amenazas y la resiliencia del río Chiquito, el cuál podría ser impactado por nuevas obras hidráulicas en la zona.
“Nosotros tenemos como 30 años estudiando el río Chiquito, hemos visto cómo ha ido cambiando en el tiempo, hemos visto cómo se ha venido impactando, cómo lo han venido impactando”, destaca el investigador.
El investigador, quien pertenece al Laboratorio de Entomología de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), considera que la mano humana y las decisiones de los gobiernos han acelerado este impacto, sin embargo, aún podemos salvarlo.
“Porque vale muchísimo; vale en términos de lo que llamamos el valor de existencia; una zona así de hermosa, el sólo hecho de existir, le da un valor”.

AGUA ZARCA, ARROYO SAN MIGUEL… RÍO CHIQUITO
A 17 kilómetros al sur de Morelia se encuentra Ichaqueo, una inmensa superficie llena de paisajes boscosos, ríos y cascadas. Una zona de bosques templados con abundantes lluvias en verano. En su vegetación predominan pinos y encinos, es el hábitat de animales como la zorra gris, el armadillo, el mapache, la ardilla, entre otros.
Los bosques de Ichaqueo constituye la zona de recarga del manto acuífero de la ciudad de Morelia y es una importante fuente de agua por su gran cantidad de manantiales.
En ese mismo lugar se separan dos cuencas hidrólógicas (de las más importantes de México), la de la Cuenca del Lerma-Santiago y la del Balsas.
“El río Chiquito nace del escurrimiento superficial de algunos manantiales cerca de esta zona pero en la Cuenca del río Lerma; hay otro río que nace ahí que es el Río Purungueo pero ese va al Balsas”, explica el investigador.
El río Chiquito es conocido por ese nombre sólo en Morelia. “En la parte alta tiene diferentes nombres: Arroyo San Miguel, Agua Zarca y río Chiquito”.
Es uno de los principales afluentes que corren por el antiguo Valle de Guayangareo (donde actualmente se asienta la ciudad de Morelia), se encuentra en la microcuenca del Río Chiquito y pertenece a la región hidrológica número 12 Lerma-Santiago, ubicada dentro de la cuenca del Lago de Cuitzeo.
CHECA IMPORTANCIA DE LA MICROCUENCA DEL RÍO CHIQUITO
En el brote de su nacimiento se caracteriza por llevar aguas cristalinas y frías al que se le unen los arroyos perennes de la Cuadrilla, Agua Escondida, El Salitre, El Peral, Río Bello, Agua Zarca, las Mojaditas, Carindapaz, para llegar al Club Campestre donde comienza su mayor impacto y su degradación, y así recorrer la ciudad hasta confluir con el Río Grande.

Actualmente la microcuenca del río Chiquito abastece a la población y suministra cerca del 30 al 45 por ciento de agua a la ciudad de Morelia, y ésta se abastece de la precipitación que recibe anualmente, alrededor de 647.9 mm en promedio, según datos del IMPLAN.
Sin embargo, según un estudio del doctor Eleazar Arreygue-Rocha la precipitación media en toda la cuenca varia de 398mm a la máxima de 1208mm.
LA GEOMORFOLOGÍA DEL RÍO CHIQUITO:
ENERGÉTICO Y PERENNE
Dada la geomorfología de la microcuenca del río Chiquito, la clasificación del río Chiquito está basada en el sistema de clasificación del hidrólogo americano David L. Rosgen.
Qué es la geomorfología
Este sistema de Rosgen, que se hizo popular desde su publicación en 1994, propone una clasificación de los ríos basada en diferentes variables y niveles jerárquicos.
Clasificación de ríos, según David Rosgen
El doctor Pérez Munguía ha usado este método para poder realizar estudios al río Chiquito, y a partir de eso, poder definir que el río Chiquito se encuentra en una catégoria de “F3”.
“Hemos tipificado al río Chiquito como un río F3; es una incisión profunda en el paisaje”, asegura el doctor Ricardo Pérez Munguía.
Explica que “los valles que hay en la zona sureste de Morelia, en la microcuenca del río Chiquito, el tipo del río que se desarrolló ahí, por fuerzas geológicas hace miles de millones de años, pues es un río de tipo ‘F’; una incisión profunda en el paisaje”.
El numeral “3” tiene que ver con los sustratos, explica: “cuando nosotros analizamos como es el sustrato de un río lo que entendemos es como es el transporte”.
Ejemplificó que al “ver una roca en el río uno se pregunta ¿quién la puso ahí?: el agua. El tamaño de la roca te habla de la capacidad del transporte”.
Para el académico, el río Chiquito es un río “enérgético” que aún transporta “rocas madre” y que permite albergar distintas especies de flora y fauna.
“Si tu ves un río de montaña y si lo que ves es pura roca madre es que es muy energético, que está convulsionado, tanto, que sólo hay roca madre en el sustrato”.

Explica que “F3” quiere decir que los sustratos dominantes son rocas medianas que “las podemos agarrar con las manos; es el sustrato más abundante y su capacidad de transporte pero también encontramos rocas madre. Sí, es un río energético, todavía, antes de llegar a lo que sería el Valle de Guandacareo, ahora Morelia”.
Otra de las características geomorfológicas que tiene el río Chiquito es que es perenne.
Un río perenne es aquel que no presenta cambios importantes en su caudal a lo largo del año. Se encuentran en cuencas hidrológicas con tasas constantes de precipitaciones y lluvias abundantes, por lo que siempre reciben la misma cantidad de agua.
“Este río Chiquito, su nivel freático está por arriba del nivel del agua, eso quiere decir que de manera lateral, de la parte alta de la montaña le entra agua al río (chiquito) por el subsuelo, de manera subterránea; por eso siempre tiene agua; por eso es perenne, es el mejor indicador”.
Qué es un manto freático
El académico de la universidad michoacana es claro: “Siempre tiene agua el río Chiquito, entonces si vamos a tener toda esa disponibilidad de agua en el subsuelo, que está transportada a la ciudad de Morelia, pues deberíamos de ver al río Chiquito con mucho más cariño y evitar contaminarlo”.
Sin embargo, el río Chiquito tiene diversas amenazas.

LAS AMENAZAS DEL RÍO CHIQUITO: CONTAMINACIÓN Y TALA…
La microcuenca del río Chiquito, en donde se encuentra enclavado el río Chiquito, fue decretada en 1936 como “Zona Protectora Forestal Cuenca del Río Chiquito de Morelia”, y en 1993 la “Loma de Santa María y depresiones aledañas” fueron declaradas como “Zona sujeta a Conservación Ecológica”, sin embargo, el 31 de diciembre de 2009 se degradó su estado de conservación a “Zona de Restauración y Protección Ambiental”, categoría que permite el cambio de uso de suelo.
A pesar de que esta zona tiene estos decretos de protección no se ha conservado adecuadamente, debido a que la microcuenca del Río Chiquito se ve inmersa en la dinámica humana al encontrarse tan cerca de la ciudad de Morelia y tener alta importancia hídrica para la región.
El investigador Pérez Munguía identifica dos factores de impacto. Por un lado, los numerosos trabajos hidráulicos que han cambiado la condición en que se encuentran sus aguas y segundo, las actividades antropogénicas de la ciudad que han impactado considerablemente el cauce: la tala y el manejo de aguas residuales, en específico.
“La microcuenca del río Chiquito está siendo deforestada”, asegura el investigador.
Destaca que la zona de Jesús del Monte, en la comunidad de río Bello “vemos muy deforestado; ahí hay bosques de encino, de pino; todavía hay algunos manchones muy interesantes pero por desgracia, tú vas ahí y pues, hay espacios muy abiertos, sin árboles, entonces ese es un problema”.
Otra amenaza, son las aguas negras vertidas al río Chiquito. En su parte alta, entre Jesús del Monte y San José de las Torres, los desechos de casas e industrial locales son depositados directamente al río por la falta de una planta de tratamiento y un buen manejo de aguas residuales.
“En este punto de Río Bello, el río ya está contaminado”, asegura el investigador de la Universidad Michoacana.
“Por desgracia en el cruce de la carretera está la descarga de aguas negras que viene de Jesús Del Monte, y en todo el cauce del río Chiquito; ahí vemos, bueno pues, ya el agua, ya pues mal…”
Además de la deforestación y del mal manejo de las aguas residuales, el investigador alerta que “otra amenaza que tiene el río Chiquito, y que la hemos visto de manera muy fuerte, es la regulación de su caudal”.

FOTO: Maria Ángeles Macouzet.
OBRAS HIDRÁULICAS, EL MAYOR IMPACTO
Para el investigador y especialista, la obras hidráulicas que se han realizado históricamente, y en específico en las últimas dos décadas, han impactado severamente el cauce del río Chiquito.
El primer impacto fue la construcción de un acueducto sólo ocho años después de la fundación de la ciudad de Morelia que finalizó su construcción en 1731; después la construcción de los “Filtros Viejos” en 1903; entre 1934 y 1939 se rectificó el cauce del río Chiquito; además de las obras hidráulicas de represas realizadas entre 2006-2008 y 2012-2014, hasta la construcción del Libramiento Sur de Morelia- Ramal Camelinas.

FOTO: Maria Ángeles Macouzet.
Para el investigador de la Universidad Michoacana la obra hidráulica con mayor impacto al río Chiquito fue la realizada entre 1934 y 1939.
“El caudal del río Chiquito ha sido afectado desde 1934 cuándo se hizo un desarrollo de un acueducto para atraer agua potable para Morelia”, explica.
Además su caudal se rectificó desde el lugar donde se hallaba la toma del acueducto hasta su unión con el río Grande creando un canal recto. No obstante, el lecho original, sobre el actual Boulevard García de León, siguió corriendo con un caudal menor, hasta que en los años cincuenta fue entubado como drenaje de aguas negras.

FOTO: Maria Ángeles Macouzet.
Investigador explicó que también “se construyó una cortina muy cerca a lo que era la Hacienda del Molino del Rincón que se azolvó en 2012, cuando fue rehabilitada esa cortina y se construyeron otras tres cortinas y eso si afectó el caudal del río Chiquito”.
El investigador Ricardo Pérez Munguía señala que “el daño mayor que puede tener un río es una cortina porque lo que se afecta es el caudal”.
Entre las afecciones más comunes se encuentran cambios en la forma del cauce, canalizaciones, revestimientos de ingeniería dura, diques laterales, pequeñas presas que alteran la dinámica de sedimentos, ocupaciones de la llanura de inundación, entre otras cosas.

Todas estas afecciones ocasionan fuertes impactos en la biodiversidad y funcionamiento del ecosistema, aunque para el ojo no entrenado pueda resultar poco obvio que ese tramo con agua tan limpia y de aspecto tan agradable es, en realidad, un río fuertemente modificado.
HISTORIA DE LAS OBRAS EN LA
MICROCUENCA DEL RÍO CHIQUITO
A principios del siglo pasado parte de la subcuenca en la zona norte pertenecía a la Hacienda El Rincón, por lo que se evidencian construcciones antiguas de represamiento y conducción del agua desde los manantiales ubicados en el parteaguas al sur de la subcuenca hasta lo que hoy se conoce como Filtros Viejos y la cabecera de la hacienda, que datan de 1916.
1731 concluyó la construcción del acueducto de cantera (19); el acueducto dejó de usarse en 1910 y el envío del agua a la ciudad se realizó por tubería subterránea.
1903 y 1904 se construyeron unos filtros para purificar el agua antes de entrar al acueducto (actualmente denominados “Los Filtros Viejos”); mismos que dejaron de funcionar debido a los riesgos a la salud por causa del uso de alumbre.
1934 Por otro lado, el cauce que hoy conocemos del río Chiquito sobre avenida Solidaridad, es resultado de distintas obras de infraestructura hidráulica, realizadas entre 1935 y 1939 mismas que buscaban evitar inundaciones y ciénegas.
1967 surgió un proyecto para entubar el río Chiquito en el tramo urbano, a lo largo de la actual Av. Solidaridad, pues éste ya era considerado como de “aguas negras” (por las descargas de aguas residuales). Sin embargo, dicha iniciativa no se ejecutó por la inconformidad de los vecinos de algunas colonias, ante el alto costo que representaba.
1992 ya se contaba con 45 pozos profundos para el abasto de la urbe que con las demás fuentes de agua (presa de Cointzio, manantial La Mintzita, manantial de San Miguel –de la microcuenca del río Chiquito- y el manantial El Salto y La Quemada) brindaban un volumen de 1,969 l/s (61.5% de aguas superficiales y 38.5% de aguas subterráneas), no obstante, alrededor del 40% se perdía por fugas y tomas “clandestinas”.
ENTREVISTA:
Ricardo Pérez Munguía
Laboratorio de Entomología (Facultad de Biología)
LA RESILIENCIA (RESISTENCIA) DEL RÍO CHIQUITO
Los ecosistemas acuáticos, como es el caso de los ríos, pueden soportar y resistir los diferentes embates a su dinámica hidráulica y ecosistémica, sobreponiéndose ante distintos impactos denotando así su capacidad resiliente.
Sin embargo, cuando los impactos son constantes y se dan en la comunidad biológica y en la calidad del agua, como es el caso del río Chiquito, se corre el riesgo de exceder la capacidad de carga del ecosistema, perdiendo la capacidad de sobreponerse al impacto y por tanto perder su resiliencia.
El investigador Rafael Pérez Munguía considera que el río Chiquito ha perdido su resiliencia.
“Nosotros que hemos hecho mediciones de la integridad biótica, desde antes de la construcción de esas presas y hemos dado seguimiento, lo que hemos encontrado es que ha disminuido la resiliencia del río Chiquito”.
La resiliencia es un concepto de ecología y es la capacidad que tiene el ecosistema para recuperar sus valores ambientales previos a un impacto.
Qué es la resiliencia
“Es como un resorte; si yo tengo un resorte y lo estiro, ese es el impacto; y lo suelto, ¿cuánto tiempo tardara el resorte en recuperar su forma previa a este impacto?, eso es más o menos lo que sería la resiliencia de un cauce. Nosotros hemos visto que se está perdiendo esa resiliencia”, concluye el doctor Pérez Munguía.
La resiliencia ecológica en los cauces se mide a través del Índice de Integridad Biótica (IIB o IBI por sus siglas en inglés), también llamado índice de integridad biológica.
Es una herramienta científica para identificar y clasificar los problemas de contaminación del agua; asocia las influencias antropogénicas en un cuerpo de agua con la actividad biológica del mismo, y se formula usando datos desarrollados a partir de estudios biológicos.
A partir de esto se definen las poblaciones de organismos tolerantes e intolerantes a los cambios e impactos del cauce.
El doctor Pérez Munguía identifica la construcción de las presas, en años anteriores, como uno de las causas por las cuales familias de organismos intolerantes a los impactos ya desaparecieron.


“Antes de la construcción de las presas (a la entrada del Club Campestre) encontrábamos organismos intolerantes al impacto; incluso algunas pocas familias muy intolerantes de insectos acuáticos (que luego nadie les hace caso pero los macroinvertebrados acuáticos (son) una muestra, es como tomar una fotografía instantánea de las condiciones del momento del muestreo) y encontrábamos en nuestros valores de tolerancia nos daban un promedio de 4.9, eso quiere decir, que entre los valores extremos de cero (muy intolerantes) a 10 (muy tolerantes) y te da 4.9, pues estamos encontrando familias muy intolerantes para poder tener ese valor… ahora no, ya no tenemos esas familias ahí, se han perdido, ya no están presentes…”, explica el investigador.
Pérez Munguía destaca que las condiciones del río Chiquito han cambiado: substratos perdidos, la calidad del agua, el caudal, el movimiento de agua dentro del cauce ha cambiado mucho; “y ahora tenemos sólo organismos tolerantes y muy tolerantes, es decir, hemos perdido los intolerantes y los muy intolerantes”.
Además de perder a estos organismos, el especialista en el río Chiquito, asegura que “también ha cambiado la calidad del agua” en el cauce.
“También ha cambiado la calidad del agua; la descarga del Río Bello es anterior a esas presas y en el transcurso del agua, corriendo por su cauce, rebotando entre las rocas, metiendo oxigeno, oxidando materia orgánica y todos estos procesos ecosistémicos que ocurren en el agua, teníamos aguas abajo, poco antes de la cascada de los Filtros Viejos, ahí teníamos valores de la calidad de agua, por muy bajos, de 46 puntos, es decir: ‘agua contaminada’ pero era el más bajo, en tiempos de secas, cuando el caudal es bajo”.
En tiempos de lluvias y postlluvias, explica Pérez Munguía, se encontraba la calidad del agua como “poco contaminada”. “En el intervalo de arriba de 70 puntos ‘agua poco contaminada’, y ahora ya no. Ahora tenemos, como valores máximos, en el orden de los 34 puntos que nos habla la categoría de agua contaminada”.
“Es decir, el río tenía una capacidad de procesar esta agua negra; esas aguas negras que ingresaban en Río Bello, el río se los echaba; procesaba todos esos contaminantes, ahora ya no, ¿por qué no?, porque las afectaciones al caudal, como detenemos, como ponemos tapones hidráulicos, se detienen los procesos de transporte, y al no haber transporte pues no hay oxidación de la materia orgánica, no hay una regulación de la temperatura del agua y cambian muchas cosas”.



Actualmente, el río está contaminado; tan es así que ya no encontramos las rocas de basalto si no rocas cubiertas de algas filamentosas “que antes no teníamos”, destaca el investigador.
“Ahora lo que tenemos son algas ocupando algas que nos revelan, de manera indirecta y una manera visual muy rápida de detectar esta presencia de nitrógeno en el agua, es pues es apartir de ver qué las rocas se están cubriendo de algas; hemos perdido mucho”.
Los procesos de urbanización han traído consigo graves conflictos socioambientales en la microcuenca del río Chiquito en Morelia; un ejemplo fue el impacto ambiental por la construcción del Libramiento Sur de Morelia- Ramal Camelinas y las presas.

Por ello, Pérez Munguía es sencillamente claro: “Al río Chiquito hay que dejarlo como está; ya no hay que meterle mano…”
A pesar de los embates, el río Chiquito ha respondido de manera positiva: recuperando los procesos ambientales y funcionales, “demostrando que este ecosistema quiere vivir, pero que su conservación se encuentra en manos del hombre”.
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